El brillante triunfo de Valtteri Bottas en Austin quedó algo empañado, lógicamente, por la consecución del sexto entorchado mundial por parte de su compañero Lewis Hamilton, que acabó segundo en el circuito texano. Y no es cosa pequeña este título por más que estuviera cantado hace tiempo, todo lo contrario, es una hazaña homérica, pero hablaremos de ello más adelante, y nos centraremos ahora en la carrera.
Y es que la cita en sí resultó bastante entretenida, con grandes dosis de emoción en lo tocante a los tres primeros, y donde el resultado no quedó cerrado hasta casi el final, ya que un combativo y excelente Max Verstappen, tercero en el podio, tampoco tiró nunca la toalla y mantuvo el tipo con gallardía, hasta el punto de poner contra las cuerdas al nuevo hexacampeón en los instantes finales.
La carrera fue bastante aparatosa por momentos, sobre todo en su inicio y primera mitad, pero hemos de decir que Bottas desplegó una de sus mejores actuaciones en su trayectoria. No solo brillante, sino sobresaliente de principio al banderazo, con un ritmo extraordinario, sólido, y enormemente cabal para gestionar, y conseguir ganar, a un Hamilton que con una estrategia diferente, jamás se lo puso fácil.
No se engañe nadie pensando que Lewis fue condescendiente, o se lo puso fácil ayer a Valtteri, sin presionarle demasiado y contentándose con llegar segundo y alzar su sexta corona. En absoluto. Hamilton quería coronarse con victoria incluida, y puso todo su empeño en ello. No le faltó mucho para lograrlo, ya que estuvo realmente bien, pero ayer Bottas corrió como los ángeles, aunque como decimos, se vio algo eclipsado por la tamaña importancia del nuevo título en el palmarés de su compañero de Mercedes.
Y como apuntábamos, muy bien Verstappen. Amparado en un gran Red Bull fue siempre veloz en Las Américas, sin descolgarse nunca de la cabeza y estando donde tiene que estar, cuando su coche no es el más rápido de los tres que luchan por la victoria. A punto estuvo de adelantar a Hamilton, en los dos últimos giros, y casi podríamos apostar que de no haber aparecido una bandera amarilla en un sitio clave en esos momentos, habría rebasado al Mercedes terminando segundo. Otra cosa era Bottas, al finlandés ya no podía llegar.
Por su parte, los Ferrari tuvieron un extraño bajón de rendimiento en carrera. Se esperaba que Mercedes tuviera más ritmo en la distancia larga, como así se evidenció, pero no que los de Maranello recayeran tanto. En el caso de Sebastian Vettel, que partía en una gran segunda posición, no podemos poner mucho el acento, ya que su coche evidenció algún tipo de problema desde el arranque, y al poco culminó todo en abandono tras rotura de suspensión trasera. Pero tampoco Charles Leclerc encontró jamás un ritmo aceptable… lento, poco sólido, cuarto en zona de nadie, y casi en verdad más cercano en tiempos al pelotón que le perseguía que al trío de cabeza, a un mundo esta vez en el Circuito de Las Américas.
Como decimos, resultó bastante extraña esta debilidad de los de rojo, y dio la sensación de que fue más por problemas de setup, que por el rendimiento de los propios pilotos, ya que se notaba su dificultad para “entenderse” con su monoplaza esta vez.
En cambio, vimos brillar a otros corredores aparte de los consabidos punteros, como Alexander Albon, quien a pesar de una salida muy aparatosa tocándose con Carlos Sainz y cayendo a cola, logró una excelente remontada para terminar quinto (coche le sobraba, también es cierto, pero luego hay que hacerlo). O los propios McLaren, fuertes de nuevo para acabar séptimo Lando Norris y octavo el mismo Sainz. Y mención especial para Daniel Ricciardo, un piloto extraordinario, pata negra, en un Renault que este año no ha dado toda la talla que se esperaba, pero con un desempeño el del australiano siempre excelso, exquisito incluso, para finalizar en un sexto puesto que en teoría está lejísimos de lo que por su montura debería poder optar.
Y en fin, que ya tenemos al inglés con un mundial más que el mítico Juan Manuel Fangio, y a solo uno de igualar el récord del no menos legendario Michael Schumacher. No hace tanto años, el registro del “Chueco” se antojaba algo quimérico… Posteriormente, tras la hegemonía del “Káiser”, esa cifra tornaba a tintes ya casi irreales, tanto de repetir, como mucho más de superar. Pero he aquí que nos vemos a las puertas del empate.
Que Hamilton es un piloto extraordinario nadie lo puede dudar, favoritismos o fobias personales aparte. Al igual que nadie puede obviar que todas estas hazañas (de unos y otros pilotos) siempre vienen amparadas en monoplazas terriblemente dictatoriales en sus ciclos. La pregunta es si Lewis podrá igualar el séptimo, o más aun, superarlo… El año que viene, que será el último de esta era en F1, es de suponer una inercia muy parecida a la de esta temporada. En ese sentido, Mercedes dispondrá de un coche con garantías para Hamilton. Pero cuidado, porque ya hemos visto a Ferrari muy, muy fuerte este 2019, por lo que si siguen así, el británico puede tener dificultades (es posible que su mejor aliado sea la alineación interna de Ferrari y sus posibles problemas intestinos).
Y luego llegará 2021, la temporada de los grandes cambios para todos. Y aquí ya entramos en la incógnita del terreno desconocido. Los equipos grandes suelen seguir fuertes en los cambios, pero también es cierto que será entonces donde más fácilmente se puede dar un cambio de ciclo… ya veremos, y en eso se basará gran parte de la respuesta a si Hamilton podrá o no superar al siete veces campeón alemán.
Y estos fueron los resultados finales de este emocionante Gran Premio de EE.UU. de 2019:
