Leclerc se borra… Verstappen no falla

Lo escribía ayer mismo en la crónica de la Calificación: los sábados son de Charles Leclerc… pero los domingos de Max Verstappen. Y el caso es que en este asunto, los que a la postre dan el título, son precisamente los domingos.

Atiendan al dato: siete Poles de Charles en lo que va de año, y ha ganado tres carreras. Y ahora veamos el otro lado del espejo… solo tres Poles de Max, pero ha ganado siete carreras. Un espejo de simetrías “perfectas”, y dolorosas, sin duda, para el de Ferrari, que hoy veía cómo se le escapaba puede que mucho más que una carrera. Y él lo sabía. De ahí el desesperado alarido que ha soltado desde el cockpit y hemos podido oír por la radio.

De igual manera era consciente de todo esto su rival holandés, y así lo hemos visto celebrar algo más que un triunfo de Gran Premio encima de su Red Bull, con un gesto entre rabioso y eufórico apenas contenido. Se va a 63 puntos de su, en la práctica, único rival. Eso son cerca de tres victorias de margen, y con ya más de media temporada liquidada, quien más o quien menos ve una misión complicadísima el poder desbancar del trono a Verstappen. Pero no adelantemos nada aún.

El caso es que hoy no estaba claro que Max ganara en Paul Ricard. Nada claro. Pero al final, sea por unas cosas u otras (unas veces es infortunio, otras competitividad, otras errores sin más) el caso es que Leclerc no acaba de consolidar su dominio de los sábados, pese a que la velocidad y el talento evidentemente lo tiene. Pero un campeón, además, necesita ser una roca. Necesita ese punto de solidez y constancia que al de Mónaco (y a su equipo, pues no solo es él), algo intermitente a veces, aun le está faltando. Y esa característica Verstappen sí la está teniendo, de manera apabullante además, pues aun cuando anda flojo, termina logrando sacar rédito.

Y si hablamos de sacar petróleo… sí, señores, lo que están pensando. Lo han vuelto a hacer. Los Mercedes de Lewis Hamilton y George Russell segundo y tercero de carrera en Francia. Un monoplaza que tiene por delante cuatro bólidos casi un segundo más rápidos que ellos, increíblemente se las arreglan, GP tras GP, para acabar en las posiciones de honor cuando la bandera ajedrezada cae. Lo que nos podrían dar (en cuanto a abrir el campeonato) si consiguieran depurar apenas cuatro o cinco décimas por vuelta.

Y no podemos olvidar en nuestro resumen inicial al héroe del día. Carlos Sainz, que aparte de salvar el honor de Maranello hoy, ha completado una carrera grandiosa, espectacular. Remontando desde cola hasta plazas de podio, que se le ha escapado por nada, pero sobre todo con una actuación soberbia, de muchos quilates. Carrerón de un “Señor Piloto” de pies a cabeza. Y un corredor que, más allá de chispazos, en el largo plazo, en el recorrido completo (los mundiales son muy largos) hay que tener muy en cuenta. Recuerden el año pasado… y no se vayan muy lejos en lo que puede ser este.

Y por cierto, muy buena actuación hoy también de Fernando Alonso, con un sexto final estupendo. En una carrera más de gestión que de ataque, ha sabido controlar y manejar la cita con maestría para llegar a tan buen puerto. Sabe que la lucha de Alpine no es con Red Bull, ni Ferrari, ni Mercedes… pero sí con McLaren, y ahí se ha centrado para terminar donde debía, por delante de ellos. Y de hecho, situar a los franceses por delante también en el campeonato. Buen trabajo.

Centrados ya en la salida, arrancan bien Leclerc y Verstappen, pero sobre todo Hamilton, que adelanta a Sergio Pérez poniéndose tercero, mientras que por su parte, también Alonso gana dos puestos colocándose quinto tras Checo. Desde atrás, Sainz comienza su escalada pero sin urgencias alocadas.

Unos giros después, y ya activado el DRS, Russell no tiene muchos problemas en recuperar la plaza con Fernando, que pasa a sexto, mientras que por delante, Verstappen se pega a Leclerc, y Pérez hace lo mismo con Hamilton. Parece que los Red Bull quieren explotar su gran velocidad en rectas y se preparan para los ataques.

Pronto quedan esos dos grupos diferenciados, por un lado Charles y Max, pegados, y unos cinco segundos por detrás Lewis y Sergio. Pero curiosamente, ambos monoplazas de Horner no consiguen explotar esa característica de mejor punta de la que hablábamos, y van pasando las vueltas, hasta el punto de que, poco a poco, Pérez empieza a perder comba con Hamilton, y de hecho comienza a vigilar por sus retrovisores al otro Mercedes de Russell.

Es un poco paradójico, como decimos, ya que es uno de los monoplazas más veloces en recta, frente a uno de los más lentos en ese aspecto. Pero hay también que tener en cuenta que los coches alemanes son de los que menos degradan los neumáticos, de modo que sus gomas se conservan mejor que las del Red Bull, beneficiándose de ello con cada giro que pasa. De igual modo, tampoco Verstappen está pudiendo atacar a Leclerc, pese a que no se despega.

Así, en la 13 Checo ya se ha descolgado a tres segundos de Lewis y ahora tiene a Russell en su zaga. Por su parte, Max, viendo el asunto, adelanta bastante su parada y entra en la 16 a por las Pirelli Duras, pensando tal vez en un “undercut” al líder de carrera. Retoma la pista séptimo tras Lando Norris, a la vez que vemos cómo Sainz, que sigue su progresión sin mácula, y ya había llegado a la zona de puntos, rebasa ahora a Daniel Ricciardo poniéndose noveno.

Pero si todo esto estaba haciendo la delicias de Ferrari, pronto llegará el jarro de agua fría. Gélida. Y lo hace de modo terrible, en un golpe de efecto tremendo cuando en la vuelta 18, Leclerc, que rueda en solitario y sin presión aparente, de repente pierde la zaga en una variante y trompea violentamente por la escapatoria de asfalto para acabar sin control incrustándose de morro contra la protecciones.

La acción es rarísima. Tanto que hace pensar en algún fallo mecánico que lo haya abocado a ello, aunque luego parece que el propio monegasco ha reconocido un error propio de pilotaje. De ser así la pifia es catastrófica, y extraña de ver en estos pilotos de élite, pero el caso es que el Ferrari queda varado, fuera de carrera, en un mar de asfalto, que a falta de agua, bien podría estar bañado de metafóricas lágrimas ante “lo que el viento se llevó”, de repente. Solo el desgarrador grito de Charles, bajo su caso, fue testigo de ello. Un grito que todos escuchamos, y que sin duda propiciará más de una pesadilla estos días en Maranello.

Tras esto, si nada raro más acontecía, la carrera estaba ya sentenciada en manos de Verstappen. Y aunque el Gran Premio siguió resultando bastante bueno y entretenido, en lo que es la lucha por la victoria ya no albergaba muchas dudas.

Aun así quedaba más de media carrera y como decimos vivimos muy buenos momentos, sobre todo centrados en la remontada de Sainz, único Ferrari ahora en el Paul Ricard, y que desgranó todo un repertorio de grandes acciones en una de sus mejores carreras en Fórmula 1.

El español era un torbellino sobre el asfalto, con claridad el hombre más rápido en pista, pese a rodar evidentemente en continuo tráfico, y fue adelantando, uno tras otro, a quien se le ponía a tiro. A Norris, a Alonso, a Russell en una espectacular maniobra haciéndole un brutal exterior en una de las curvas más rápidas del campeonato… y luego a Pérez tras una lucha de órdago, de las que levantan al espectador de la butaca… grandioso.

Llegó a rodar tercero Carlos, aunque una penalización de 5 segundos que arrastraba le iba a lastrar bastante en su última parada en el tramo postrero (quién sabe si hubieran optado por arriesgar a llegar al final sin esa parada). El caso es que finalmente cruzó la meta quinto, tras Pérez que no pudo contener a Russell, pero con el pecho henchido de orgullo esta vez el madrileño. Enorme hoy Sainz… y Verstappen acelerando hacia su segunda corona.

Y estos fueron los resultados, tiempos y posiciones provisionales del Gran Premio de Francia 2022: