“Aquí me siento como si estuviera dentro de una jaula”, nos confiesa una de las RR.PP. de Ferrari. Y es que el espacio es bastante escaso en el paddock de Mónaco, aunque concentra el mayor glamour por metro cuadrado de todo el campeonato.
Exceptuando el majestuoso hospitality de Red Bull y Toro Rosso que flota en el puerto, los demás comparten el angosto espacio entre el paseo marítimo y los yates anclados en el puerto deportivo monegasco, separados por una valla blanca que delimita a los aficionados y al resto de los mortales de los pilotos y personal de las escuderías que trabajan como pueden en una prueba que todos quieren ganar pero en la que a nadie le gusta trabajar.
Porque no nos engañemos, Mónaco no es el lugar más práctico para celebrar un Gran Premio, aunque sí que es el más bonito, fastuso y espectacular de todos ellos. El único donde hace dos horas Rosberg le birlaba la victoria a Hamilton y en ese mismo asfalto hay ahora una fiesta descomunal, con la música tan alta que tiembla toda la sala de prensa.
La carrera monegasca es la que te hace volver a creer en la Fórmula 1, la que reverdece esos sentimientos y recuerdos que hicieron anidar este deporte en tu corazón hace muchos años.
Sin duda, se trata de algo mágico y breve pero intenso ya que llegar desde el hospitality de Mercedes en una punta del paddock al de McLaren que se encuentra en la otra se hace en medio minuto.
Es una obra de arte conseguir confinar todos los motorhomes de los equipos en un espacio tan ínfimo, y pese a ello podemos apreciarlos en toda su majestuosidad.
El de McLaren puede que sea el más lujoso y moderno de todos, con tres plantas dedicadas a agasajar a prensa, patrocinadores y personalidades, así como a dar cobijo a Fernando, Jenson y Kevin. Resulta curioso que Honda haya montado el suyo propio justo al lado, con los de Renault y Pirelli a su izquierda.
Las instalaciones de Mercedes son adustas pero funcionales, todo lo contrario que Williams, que ha logrado un espacio pequeño pero acogedor. El hospitality de Force India es el más inhóspito de todos, asemejándose a un pequeño fortín. Por otra parte, el de Lotus posee dos partes, al igual que el de Ferrari, donde siempre acabamos en el lado izquierdo (el derecho es para el staff de la escudería).
El de Manor es de los más vetustos pero con el poco personal disponible tiene espacio más que de sobra para cubrir las necesidades de la modesta escuadra de Banbury. Mientras, Peter Sauber asoma por la puerta de su hospitality cual sheriff del mismo. No cabe duda de que los desayunos suizos en Sauber son de los mejor que puedes encontrar en el paddock.
Pero nadie gana al solomillo con foie de Ferrari, en la Scuderia culinariamente hablando siempre van un paso por delante…
