____________      « … DE  DIOSES  Y  DE  HOMBRES …» _____________

Estimados caballeros, hoy toca hablar de un mito. Más allá de un mito… tal vez sería más apropiado definirlo como “El Mito”. Hay personajes cuyo halo, cuyos logros, cuya vida, por resumir, trasciende a tales niveles, que la historia casi se queda pequeña, si permiten la licencia, para hacer una valoración que muestre la trascendencia del personaje.

Cuando el Sr. Homero, me propuso hacer un “Muro de Leyendas” sobre este piloto, como acompañamiento a uno de sus extraordinarios trabajos (un vídeo que ha recopilado, editado, y elaborado con un trabajo que no se pueden ustedes imaginar, para el que se ha tenido que recurrir, incluso, y obtener licencias de las propias fundaciones y organismos argentinos… y ante cuyo resultado me levanto para descubrirme, pues es de una belleza sencillamente deliciosa), pues como les decía, cuando me lo propuso, en el mismo instante supimos que no podía tratarse de un “Muro” normal y corriente. Necesitábamos, y el asunto requería, de un “Muro” especial… Así pues decidimos elaborar una especie de monográfico sobre este personaje, que compendiara el artículo en sí, acompañando al monumental vídeo.

Fangio, probablemente el mayor mito de La F1

Acepté la propuesta de inmediato, ¿qué mortal se puede negar a participar en algo así?… y casi igual de inmediatamente me di cuenta de dónde me había metido. Evidentemente hablar o escribir sobre Juan Manuel Fangio, no es igual que hacerlo sobre otro piloto… se parece, sí… pero no es igual… Uno se da cuenta rápido de eso, en cuanto comienza a bucear en el protagonista. Existen pocos, muy pocos pilotos sobre los que se haya escrito y publicado tanto, ya sea a nivel profesional como “pseudo-profesional” (y desde la apoteosis informática de internet, ya ni les cuento). Cientos de libros, miles de publicaciones, millones de escritos inundan los medios, con mayor o menor acierto, rigor histórico y demás. Pero la mayoría, pese al eje fundamental más repetitivo, como es lógico, tienen algo digno de rescatar… de tener en cuenta.

Evidentemente, a uno le asalta el miedo y la duda, cuando se pone manos a la obra, pretendiendo separar la sal del agua en el océano, sin ser sobrepasado… No siempre se consigue.

Hay miles de anécdotas, miles de datos, de rememoraciones, de intervenciones. No les abrumaré con ello. No es la intención de este “Muro” (nunca lo ha sido), por lo que obviaremos cantidades ingentes de análisis y estadísticas. Tampoco profundizaremos en el acontecer del piloto, ni repasaremos su vida y competición pormenorizadamente. Para ello existen numerosas herramientas biográficas más al uso, y al alcance de todos. Es nuestra intención, como siempre, mostrar el retazo, el boceto, de un piloto y su entorno con unas pinceladas y destellos curiosos u originales, entendiendo siempre que las fuentes conseguidas y citadas son las que nos guían, y hemos de partir inicialmente de lo que ellos cuentan. Como siempre en estos casos, las fuentes no pueden sino ser subjetivas a su manera, y depende pues, posteriormente, de ustedes, el evaluar el rigor de ellas, o debatirlo, contrarrestarlo, argumentarlo, o concederlo. Nosotros les damos las pinceladas generales… terminen ustedes de pintar y vislumbrar el cuadro final… será “su cuadro”, y ese es el más importante.

Fangio en los años 30, con su primer Ford adaptado.

De entre todos los análisis, informaciones y biografías leídas, al final siempre terminaba volviendo al mismo. Un resumen de la vida de Fangio, que me resulta de los más sintetizadores, aparte de original, y además con una característica que lo redoblaba el valor: el autor. Son palabras mayores, cuando alguien como él, habla así de Fangio, no podemos pasarlo por alto (subjetividades aparte). Se merece al menos ser escuchado. Escribe ni más ni menos que el mismísimo Sir Stirling Moss. Lean sus palabras:

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Era una de mis primeras competiciones en el extranjero: el Gran Premio de Italia de 1950, que se corrió en la ciudad de Bari bajo un sol enceguecedor [Aunque esta es la expresión literal de Moss, o del receptor de sus palabras, ha de entenderse Gran Premio de Bari, carrera del campeonato no puntuable para en mundial, en vez del GP de Italia sí puntuable que se celebró en Monza]-. Tenía apenas 20 años y conducía un HWM de dos litros, un auto de muy poca potencia.

Me percaté de que me iban a sacar una vuelta de ventaja cuando vi aparecer en los espejos el Alfa Romeo del campeón italiano Nino Farina. Al llegar a una curva, me empezó a rebasar y a cerrar el paso; así que, o frenaba yo o chocaba contra el muro. Sin embargo, Farina se abrió un poco más de lo debido y fue él quien tuvo que disminuir la velocidad. Entonces tomé el carril interior y me volví a adelantar… Mi momento de gloria no duró mucho. Con sus más de 260 caballos de fuerza, Farina pasó rugiendo junto a mí en la recta. Detrás venía el argentino Juan Manuel Fangio. Cuando me dio alcance, volvió la cabeza y me sonrió. Era señal de que había disfrutado el incidente, y también el inicio de una entrañable amistad.

Fangio comenzó a competir en Europa cuando tenía 37 años, y ganó su primer campeonato mundial a los 40, en 1951. Luego obtuvo otros cuatro e implantó una marca. De 51 grandes premios en que participó, ganó 24, otra hazaña sin precedente. Pero lo más importante de él fue su grandeza como ser humano.

En los pits era ejemplo de modestia y sencillez. De 1,70 metros de estatura y 74 kilos de peso, este hombre de espaldas anchas estaba curtido por muchos años de competir en carreras por carreteras y caminos rurales. Tenía el cabello ralo y unos ojos de color azul grisáceo de mirada penetrante. Trataba a todo el mundo con calidez y naturalidad, lo mismo a los mecánicos que a los miembros de la realeza. «Hay que ser amigo de los mecánicos», decía. «Son quienes hacen que un auto sea lo que es, y lo acompañan a uno en la carrera».

Fangio al volante del Alfa 159

Era una época de extravagancias: los pilotos usaban casco de corcho, guantes encordelados y camisa de jugador de polo, y les gustaba cultivar una imagen de macho. La excepción era Fangio. Él no necesitaba demostrar nada en absoluto. Bebía muy de cuando en cuando, y se acostaba temprano siempre que iba a competir. Su manera de ser me causó una profunda impresión. «Uno debe tomar las carrera con pasión», decía. «Hay que amarlas como el pintor ama su arte, y poner en ellas todo el empeño que exigen».

Fangio se distinguía por su buena disposición para compartir sus habilidades con otros corredores. En 1955 me hice su compañero en el equipo de Mercedes Benz. Tenía yo 25 años, y no solo estaba ansioso por aprender cuanto pudiera del arte del automovilismo, sino resuelto a arrebatarle la corona al campeón. No había mejor lugar para observar al maestro que a dos coches de distancia detrás de él. Otros corredores no vacilaban en frenar antes de tiempo para mantenerme a distancia, pero ese no era el estilo de Fangio. Al igual que un padre con su hijo predilecto, quería enseñarme todo lo que sabía, no sólo sobre autos, sino también sobre la vida.

Un día, estábamos practicando en Aintree, en Inglaterra, cuando de pronto vimos a un joven piloto abrirse paso entre un numeroso grupo de chiquillos que agitaban sus libretas de autógrafos. Viendo la cara de decepción de los niños, Fangio se detuvo y, muy sonriente, firmó todas las libretas. Cuando se despidió, esos pequeños habían comprendido lo que significaba estar junto a un verdadero campeón.

Fangio, GP Inglaterra 1955
 
En otra ocasión, también en un día de práctica, me puse a observar a Fangio y a Alberto Ascari al pasar por una curva. El italiano la tomaba invariablemente por el mismo carril, a unos 145 kilómetros por hora, y rozaba las pacas de paja de la orilla al doblarla. Fangio pasaba tan cerca de las pacas que las hacía trepidar, pero jamás las rozó. Eso era habilidad. Fangio tuvo una preparación completa.
Nació el 24 de junio de 1911 en Balcarce, Argentina. Su padre era albañil. A los diez años empezó a ir a un garaje de la localidad, donde ayudaba a llevar y traer herramientas. Aún iba a la escuela cuando entró de aprendiz en un taller automovilístico, y a los 13 años se volvió ayudante de mecánico en una agencia de la compañía Studebaker.

Entre los 15 y 17 años ya se ocupaba de entregar coches a los clientes. Conducía por caminos sin pavimentar, cubiertos a menudo por una gruesa capa de polvo o fango, según fuese verano o invierno. «Para conducir a toda velocidad en el lodo», decía, «hay que sentir las ruedas en las vértebras».

Los inicios del Chueco

Probó por primera vez el sabor de las carreras en el Chevrolet de un cliente, como copiloto. Luego, en octubre de 1936, transformó un taxi prestado (un Ford) para debutar como corredor. Su evidente madera de campeón motivó a los habitantes de Balcarce a cooperar para comprarle un Chevrolet de seis cilindros, gesto que Fangio nunca olvidó.

En 1940 obtuvo su primer triunfo importante en el Gran Premio Internacional del Norte, un recorrido de ida y vuelta -con paradas para pasar la noche- de unos 9.500 kilómetros entre Buenos Aires y Lima. El cansancio y el mal de montaña fueron riesgos tan grandes para los competidores como los escabrosos caminos que recorrieron, en algunos tramos a más de 4.000 metros de altitud.

Fangio fue campeón de carreras por carretera en su país en 1940 y 1941. Al año siguiente, a causa de la Segunda Guerra Mundial, las competiciones se suspendieron, y a él le preocupó la posibilidad de que, cuando se reanudaran, hubiesen pasado ya sus mejores años. Sin embargo, cuando llegó a Europa, en 1949, asombró a todo el mundo con su excepcional habilidad para saber cuándo atacar y cuándo evitar el peligro en las pistas.

En 1950, en Mónaco, llevaba la delantera cuando un competidor salió girando en una curva y provocó la colisión de otros nueve autos. La curva era cerrada, y Fangio se acercaba a ella a gran velocidad, sin percatarse del peligro. Sin embargo, notó algo raro en el público: en vez del mar de rostros vueltos hacia él, la multitud miraba en dirección opuesta. Frenó en el acto y se detuvo rechinando a escasos centímetros de la maraña de metales retorcidos.

El Maestro doblando en Mónaco

Fangio también era capaz de desplegar una asombrosa fuerza física. El Gran Premio de Argentina de 1955 se celebró durante una ola de intenso calor. Los mecánicos freían huevos sobre la cubierta del motor de los coches, y el asfalto de la pista estaba chicloso. Al cabo de una hora, me detuve en los pits con la bomba de gasolina averiada. Tuvieron que ayudarme a salir del cache, y necesité agua, una ducha y otro auto para poder seguir en la carrera. Casi todos los vehículos que llegaron a la meta lo hicieron con dos o tres pilotos que se turnaron para conducir. Fangio, en cambio, se mantuvo al volante solo y sin descanso durante tres horas… y ganó.

¿Cómo lo logró? «Pensé que iba caminando por un banco de nieve hundido hasta la cintura”, contó después, “y me dije que tenía que seguir andando porque la nieve me estaba congelando. Funcionó».

Sólo en muy contadas ocasiones sobrestimó su resistencia. Después de una carrera en Dundrod, Irlanda del Norte, en junio de 1952, partió a Monza, Italia, para competir al día siguiente. Le habían prometido trasladarlo en un avión particular, pero lo dejaron plantado y tuvo que tomar un vuelo comercial a Londres y luego otro a París. Un amigo se ofreció a llevarlo en coche a Lyon, y allí le prestó el auto para que recorriera el tramo restante de 480 kilómetros a través de los Alpes. Fangio llegó media hora antes de que comenzara la carrera.

-Te ves un poco cansado- le dijo Ascari.

-No es nada- repuso él.

Sin embargo, en la segunda vuelta, y en un auto con el que no estaba familiarizado, calculó mal al tomar una curva y despertó en el hospital con varias vértebras cervicales rotas. Permaneció inmovilizado durante 12 semanas, y se prometió no volver a correr estando cansado. Reflexionó que era «muy fácil pasar de la vida a la muerte sin darse cuenta siquiera».

Juan Manuel Fangio herido tras accidente

Los accidentes quizá fueron una de las razones por las que nunca se casó, aunque solía hacerse acompañar por mujeres. Adoraba a su familia, y la nostalgia por su terruño lo perseguía los seis meses que duraba la temporada en Europa.

Cuando estaba en la pista, podía ser el rival más implacable del mundo. Pero a veces también hacía gala de caballerosidad. Como en las Mil Millas de Italia de 1956, un recorrido en verdad extenuante. Las condiciones eran pésimas, debido a la lluvia, y tuve que abandonar la carrera cuando mi Maserati 350S se salió del camino en una curva doble y fue a estrellarse con un árbol luego de caer por una pronunciada pendiente.

Mi copiloto y yo regresamos a la carretera y echamos a andar hacia el poblado más cercano. De pronto oímos el rugido de un Ferrari que venía a todo tren. Tenía que ser Fangio. Le deseamos suerte con los pulgares levantados, pero él se detuvo.

¿Están bien?- gritó. –¿Quieren que los lleve al siguiente pueblo?

¡Juan!- le dijimos. –¡Se supone que estás compitiendo!

El maestro sonrió, se encogió de hombros y, tras enjugarse un chorro de agua de la nariz, se marchó. Terminó en cuarto lugar.

El Chueco es retenido en Cuba 

Dos años después, se encontraba en un hotel de La Habana la víspera del Gran Premio de Cuba cuando de pronto se vio con el cañón de una pistola en medio de los ojos. Los guerrilleros de Fidel Castro querían llamar la atención para su causa. Al caer en la cuenta de que podían secuestrar a otros pilotos, Fangio les pidió a sus captores:

 Háganme un favor. No se lleven a mi amigo Stirling Moss. Se acaba de casar, y está aquí con su esposa. Sería muy doloroso para ella.

Concluida la carrera, Fangio, que seguía absolutamente sereno, fue puesto en libertad.

Alcanzó su mejor momento durante la que quizá haya sido la carrera más emocionante de todos los tiempos: el Gran Premio de Alemania de 1957, en el circuito de Nürburgrig, de 22.8 kilómetros. En tanto que algunos pilotos planeaban correr las 22 vueltas sin detenerse, Fangio empezó con una carga ligera de gasolina, pues quería sacar una buena ventaja, y luego, a media carrera, repostar y cambiar neumáticos.

En las primeras 11 vueltas, rompió seis veces la marca de velocidad por vuelta y sacó una ventaja de 28 segundos. Pero en la siguiente, cuando entró con su Maserati a los pits, los mecánicos cambiaron los neumáticos con desesperante lentitud. Cuando Fangio retomó la pista, estaba 48 segundos atrás de los dos punteros, los británicos Mike Hawthorn y Peter Collins, que conducían sendas máquinas Ferrari.

GP Alemania 1956

Sólo faltaban diez vueltas. Al final de la recta principal había una curva poco cerrada donde la pista formaba un declive. En ese sitio, Fangio normalmente habría disminuido la velocidad a unos 240 kilómetros por hora, a fin de pasar rasando el desnivel en vez de brincarlo. En esa ocasión, empero, decidió mantener el pie en el pedal del acelerador. El Maserati se elevó en el aire unos centímetros. Al aterrizar, Fangio vio una nube de polvo por el espejo: había tocado suelo justo en la orilla exterior de la pista, así que pensó que podría ganar unos segundos en cada vuelta.

Entonces fue acercándose a los líderes. Vuelta tras vuelta, 100.000 espectadores aplaudían y gritaban llenos de emoción cada vez que Fangio volvía a romper la marca. Rebasó a Collins y luego, ya en la penúltima vuelta, se lanzó en pos de Hawthorn. En una recta corta, éste se pasó al carril derecho para tomar la siguiente curva, y entonces Fangio lo rebasó por dentro. Sin aflojar la velocidad, mantuvo la delantera y llegó a la meta 3.6 segundos antes que el británico. Había superado diez veces la marca de velocidad por vuelta y obtenido su quinto campeonato mundial. Supo, entonces, que había llegado al límite de su capacidad.

J. M. Fangio y su flecha de plata

Nunca volvió a mostrar tantos arrestos en una pista. En julio de 1958, mientras se preparaba para el Gran Premio de Francia, experimentó una sensación hasta entonces desconocida.

«Correr se ha vuelto una obligación«, dijo. «Y cuando esto empieza a parecerse a un trabajo…”

En cierto momento de la carrera, mientras intentaba colocarse en el cuarto puesto con un Maserati de difícil manejo, vio a Luigi Musso salirse de la pista girando como trompo. Más tarde se enteró en el hospital de que Musso había perecido. Fangio, a la sazón de 47 años, ya había decidido dejar de competir. Regresó directamente a Argentina y se dedicó a su rentable agencia de Mercedes Benz. Sin embargo, a menudo viajaba al extranjero para hacer presentaciones en público.

Treinta años después de su retiro, su presencia aún calaba hondo en el ánimo de la gente. Corredores que ni siquiera habían nacido cuando él abandonó las pistas se apiñaban a su alrededor. ¿Qué tenía Fangio de especial? Sin duda, su gran estatura moral: un sentido del honor rara vez visto entre los deportistas de hoy.

Fangio-Ferrari. Italia 1956

Por mi parte, conocí a un hombre que casi alcanzó la perfección en su oficio y que, no obstante su grandeza, jamás perdió la humildad. Siguió viviendo modestamente con su familia. En la Navidad de 1993 fui a visitarlo. Aprecié un brillo de alegría en sus ojos cuando me senté a su lado.

Una de las cosas buenas de nuestra profesión– me dijo –son las amistades que se forjan y mantienen aunque pasen los años.

Luego, en julio de 1995, me llegó la noticia de su muerte y fui a verlo yacer en la capilla ardiente en el museo del automovilismo construido en su honor en Balcarce. Más tarde, mientras trasladábamos el ataúd al cementerio, la gente se apostó en las calles en enormes filas bajo el sol invernal. Muchos lloraban o extendían la mano para tocar el féretro.

El maestro se marchó sin aclararme un último misterio: el Gran Premio de Inglaterra de 1955. Yo apenas comenzaba a figurar como competidor de clase mundial, y estaba corriendo ante mi público, en Aintree. Nunca deseé tanto el triunfo como en esa ocasión. Luego de 90 agotadoras vueltas, llegué a la meta como ganador… sólo dos décimas de segundo antes que Fangio.

Pero ¿en verdad gané? Repasé esa carrera muchas veces en mi mente. A lo largo de 90 vueltas, hubiera sido posible que él me cediera algo de ventaja. Con todo, tratándose de Fangio, hubiera procurado que pareciera una carrera reñidísima… Años después de que los dos dejamos de competir, le pregunté si me había regalado la victoria. Él me dijo en tono rotundo:

No, no, Stirling. Tú ganaste.

Jamás lo sabré a ciencia cierta. Pero el favor, si en verdad me lo hizo, fue un acto propio de un genuino campeón… y de un gran ser humano.

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Fangio y Moss. Silverstone 1955

Curiosamente, su relación con la Scuderia, no fue muy prolija. En 1956 Fangio había fichado por Ferrari. Sólo aguanta un año. Enzo Ferrari esperaba que sus pilotos le «prestasen juramento» y se sometiesen a los intereses superiores de la escudería. Pero Fangio, como cuando estaba en Alfa, Maserati o Mercedes, sólo deseaba correr Le Mans, la Mille Miglia… etcétera, y, sobre todo, ser el pivote de su escudería.

Así, los dos grandes monumentos de la F1 se cruzaron sin llegar a comprenderse. El resto de pilotos de Ferrari tenía la elegancia natural de los jóvenes de buena cuna. Eran condes, como Von Trips, marqueses, como De Portago, o educados en los mejores colegios británicos, como Collins o Hawthorn. Miembros de la alta sociedad italiana, como Musso o Castellotti. Lo cual no impedía que cuando Fangio hablaba, todos escucharan ensimismados al hombrecito de la boina, al hijo de un obrero de Balcarce.

Los bellos jóvenes de buena cuna compartieron su destino, y fueron cayendo, todos, uno tras otro. El hombre de la boina fue el único que «abandonó» a Enzo Ferrari. Y el único que “sobrevivió”.

El antiguo protegido del General Perón moriría a los 84 años con el corazón cansado pero rodeado del amor de los suyos, y llorado por todo un pueblo.

Fangio. Francia 1957

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Juan Manuel Fangio, nacido el 24 de Junio de 1911 en Balcarce, Argentina. Fallecido el 17 de Julio de 1995 en Buenos Aires.

* Compite de 1950 a 1958 en Alfa Romeo, Maserati, Mercedes  y Ferrari (51 GP´s)

** 24 Victorias  (9 podios)

** 28 Poles position

** 23 Vueltas Rápidas  (277,5 puntos acumulados)

*** Campeón del Mundo en 1951, 1954, 1955, 1956 y 1957 ***

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Nota de edición: me permito recordales que este artículo es un especial que va ligado al magistral vídeo del Sr. Homero: «FANGIO – La Leyenda»  (no dejen de visionar esa joya), y entiendan ambos trabajos como un todo. Es más, deseamos, como no, que les guste… y si así fuera, no dejen de agracer todo el esfuerzo a este compañero, pues en este caso, mi labor es de «protagonista secundario«. El mayor mérito es todo suyo, y desde aquí, tenga mi primer aplauso. Gracias Homero.

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>> Fotos: Bernad Cahier / Paul-Henri Cahier / Google Images

>> Fuentes: Sergio Sabaté / Hypnos / Stirling Moss / X. Chimits/ Reader´s  Digest / Cahier Archive

53 COMENTARIOS

  1. Hola a todos,gracias a CC Puertas a Homero y a Jorgech por sus magníficos post y comentarios.Que pena no tener una máquina del tiempo para viajar a esa época y lugar para ver a Fangio y a todos esos pilotos legendarios de esa época en directo.Seguid así,saludos amigos.

  2. Hola Jorgech. Por supuesto respeto tu postura y me parece de una fidelidad a tus valores y forma de pensar admirable, así que además de respetarla la admiro, pues muuuuuchos, con muchiiiiiisimo menos bagaje que tu se lanzan a pontificar sobre cualquier cosa con una ligereza alarmante. Y así nos va, o mejor dicho, les va, no hay más que leerles o escucharles independientemente del tema de que se trate.
    De todas formas sigo pensando como ya he manifestado antes y esperaré impaciente a que algún día se te escape alguna perla de esas que atesoras. Un abrazo y mucha suerte.

  3. Felicitaciones a C.C. Puertas y Homero por su gran trabajo.Tuve el gusto y honor de conocer al gran campeon argentino cuando vino a Santiago (Chile) a inagurar el autodromo de «Las Vizcachas» del cual mi padre fue uno de los creadores.Como un niño de once años quede boquiabierto de admiracion ante tamaña figura y atesoro ese momento hasta el dia de hoy,particularmente despues de pasados los años y por lo mismo haber tomado conocimiento del real peso de su historia.Todavia mantengo fijado en mi memoria su modestia y calidez que lo retrataban de cuerpo entero como el gran hombre y deportista que fue.

  4. ESTIMADO CRISTIAN MILLAS,¿Que paso con el autodromo,no se corre mas?.
    Pensar que en 1967,estaba invitado a concurrir,con CARMELO GALBATO,y no me recuerdo que paso,que FORD,me dejo en BS AS,terminando el FALCON ANGOSTADO,que estabamos instalando un V8 F100,para el GRAN PREMIO ARGENTINO DE RUTA.
    En 1948,siendo AYUDANTE DE O.A.GALVEZ,vino al taller,dos grandes pilotos chilenos,no se si escribo exacto los nombres,si de uno LORENZO VANOLI,y el otro me parece JOAQUIN SALAS,RESCATO ESTOS NOMBRES,PORQUE TENGO LA LISTA DE PARTICIPANTES,habia tres mas,que no lo vi,pero se que largaron todos con FORD.
    EL TRUENO NARANJA DE PAIRETTI,ANTERIORMENTE FUE EL PROTOTIPO FORD que realizo,STEVENS,no se si lo escribi bien,voy a investigar un rato,saludos,tengo fotos de cuando era FORD.saludos.

  5. ESTIMADO CRISTIAN MILLAS,SI LO CONFIRMO,ES EL PROTOTIPO FORD REALIZADO POR HORACIO STEVEN,CON EL CUAL SE ACCIDENTO ATILIO VIALE DEL CARRIL,Y SE MATO SU ACOMPAÑANTE,EN EL CURVON DE BS AS,Y POSTERIORMENTE,EN SAN NICOLAS SE MATARA OSCAR CABALEN Y SIU ACOMPAÑANTE,»NO ME OLVIDO JAMAS»,BAJAMOS EL COCHE,Y EL «TURCO CABALEN» ,ME INVITO,A DAR UNAS VUELTAS,COMO LO ESTABA CARBURANDO PARA PROBAR UNOS DIFUSORES DISTINTOS A LOS DEL AUTODROMO,SE SENTO UN AMIGO DE EL,y YO HOY LO PUEDO CONTAR.ERA EL DESTINO.
    Si estaba montado por reglamento sobre un chasis FORD «T»,Y LE HABIAMOS COLOCADO MOTORES V8 DE LA F100,con 4 carburadores dobles WEBER 48 IDA estaba pintado de AZUL CON DOS RAYAS BLANCAS.
    Los otros 3 pilotos chilenos eran ALBERTO FOUILLIOUX,EDUARDO DELLA MIGLIAIA Y RENE ROUX,(no se si estan bien escritos),SALUDOS.

  6. FE DE ERRATAS COMENTARIOS N°44 VAROLI en vez de VANOLI, N°45 MAGLIORA en vez de MAGLIAIA.

  7. Estimados C.C. Puertas, Homero y Jorgech:

    Son Uds. unos canallas. Han hecho, con su gran trabajo y aportaciones, que se me pusiera un nudo en la garganta y eso no se lo perdono. D. J. M. Fangio, como ya dije, en alguna ocasión, ha conseguido algo que muy pocos pilotos han logrado, el respeto y admiración de sus adversarios. No importa ganar, si no, como has participado…..;)

    P.D: aprovecho la ocasión, para disculparme, por perder el «norte» y dejarme llevar por la adrenalina, estos dos últimos días.

    Saludos.

  8. Don Jorge,lamentablemente mi padre vendio su participacion en la sociedad dueña del autodromo un buen tiempo antes de morir(fallecio hace diez años)y hace unos tres años atras se cerro el circuito y se loteo para convertirse en un condominio,perdiendose con ello la historia de los mejores tiempos del automovilismo chileno.Tengo que decir con gran orgullo que mi padre Eduardo Millas fue uno de los grades promotores de esos buenos viejos tiempos de las carreras de autos en mi pais.Trajo por primera vez a Chile los formula cuatro,los formula dos argentinos y a pilotos transadinos como los que ud. nombra,Carmelo Galbato(vino muhas veces) Carlos Pairetti,Jorge Cupeiro,Cocho Lopez y un largo eccetera que hicieron grandes carreras y llenaron de fanaticos el autodromo,cosa que nunca se volvio a repetir.Tambien contrato a un constructor argentino,si no me equivoco,su nombre era Guillermo Moran,para hacer realidad el segundo formula cuatro hecho en el pais,el Raco 01(Raco es el nombre de un viento tibio que corre en invierno en el cajon donde estaba el autodromo)Bueno don Jorge,la verdad es que son muchos los recuerdos que me ha traido este reportaje del gran Juan Manuel Fangio,le mando un fuerte abrazo y le agradesco sus grandes aportes en este entretenido espacio.

  9. Señores :me parece que, sino hubiese fallecido juan ,hermano de tito otra hubiese sido la historia de los pilotos argentinos en la maxima categoria,

  10. Muchas gracias por enriquecer nuestra historia automovilistica ,Conoci por el año 2002 a un señor Daniel Pericoli:, quien me conto muchas cosas de fangio y los hermanos galvez, ya que fue corredor de autos y amigo de todos ellos,quien me aseguro que,Juan manuel Fangio ,y Oscar Galvez eran lo mejor que habia conduciendo un automovil de carreras,pero Juan Galvez,era de otra dimension,otro planeta.

  11. ESTIMADO HUGO,conoci personalmente a JUAN «JUANCITO»,cuando tenia el taller en SOLER entre SANCHEZ DE BUSTAMANTE,Y BILLINGHUST,era muy apasionado y tranquilo,al reves de OSCAR (TITO),todo un torbelino.
    SI MANEJABA COMO LOS DIOSES,pero su experiencia en coches de formula se remitia a1947 EN RETIRO,CON UN «VIEJO ALFA»doble cardan,era dificil extraerle palabras,muy cuidadoso en su trabajo,y fue el 1°en utilizar taquimetro electronico,mientras «todos utilizaban el mecanico»,lo vi trabajar muchas veces,pero si entraba un desconocido,tapaba el trabajo,que realizaba,mientras OSCAR,cuando venia alguien a preguntarle algo,oh que le probara el motor,en la calle TRES ARROYOS,oh en el taller de los hermanos MARTINS en la calle PUJOL,TENIA LOS 6/7 MOTORES A LA VISTA,y si tenias un problema,te prestaba el que mas te gustara,y te informaba como lo habia armado,y que materiales tenia.(NUNCA OCULTO NADA)
    OSCAR NO TENIA SECRETOS,JUAN SI,esa era la diferencia,tambien debo de aceptar que tantos años acompañando a OSCAR,algo aprendio,y pulio con el tiempo.
    Ahora,si el publico sabia que OSCAR SE QUEDO EN LA RUTA,PASARIA A CUALQUIER HORA.
    Me consta,se rajo el BLOCK ENTRE CILINDROS 2 y 3,era para abandonar,PERO TITO,lo cosio,y llego de noche a COMODORO RIVADAVIA,¡Y EL PUBLICO LO ESPERO 5 HORAS EN LA RUTA PARA VERLO PASAR!,
    Y AL FINAL DE ESE GRAN PREMIO,TERMINO TERCERO DETRAS DE LOS DOS JUANES JUAN GALVEZ Y JUAN MANUEL FANGIO
    Con el block rajado y cosido de la siguiente forma,realizo con una maquina de agujerar de mano,tres orificios,y con dos machos rosca izquierda y derecha,realizo la rosca,y con unas varillas de cobre con ambas roscas izq.y der.los enrosco y los termino remachando las cabezas,le realizo un plano,y armo el motor,volvio en carrera ultimo y termino tercero EN LA GENERAL,y todo en la 1°etapa.
    ASI OSCAR FORJO SU HISTORIA,JUAN ERA MUCHO MAS SENSIBLE MANEJANDO QUE FANGIO,Y TITO,y tambien un gran mecanico,pero nunca supero a TITO,cuando al retirar el coche del parque cerrado,para en una hora hacer reparaciones,TITO,CAMBIO LOS 8 PISTONES,BIELAS, METALES, AROS,
    PULIO EL CIGUEÑAL,y armamos todo en 42 minutos,como soy zurdo,a mi me toco la tapa izquierda,
    saque las 24 tuercas con arandelas,levante la tapa de cilindros,retire las laminas de cobre,»las conte»,
    retire los pistones a medida que los empujaba hacia arriba,y despues de lavar los cilindros colocabamos los pistones,aros,nuevos,y TITO ABAJO,CAMBIABA LOS METALES,MIENTRAS TORQUEABA LAS TUERCAS,colocabamos las laminas segun el queria,por el indice de compresion,las tapas ya estaban listas(nuevas),para colocar,»cuando daba la orden»,colocabamos las tapas, arandelas y tuercas(24).ajustamos y cuando el salia de la fosa,torqueaba las tapas de cilindro del V8.
    Y entonces previa verificacion de todo,lo encendia,lo dejaba tomar temperatura,lo paraba y antes de regresarlo a parque cerrado controlaba todo,»ADMIRACION AL MAESTRO»,Y TENIAMOS TIEMPO A CLOCAR OTRAS RUEDAS,CARGAR EL COMBUSTIBLE,CONTROLAR AGUA Y ACEITE,REPONER LO NECESARIO,Y LOQUE MUCHOS NO SABEN,EN EL RETORNO DEL AGUA DEL MOTOR AL TANQUE DE AGUA
    OSCAR RETIRABA LOS TUBOS DE VIDRIO TEMPLADO QUE INDICABAN COMO REGRESABA EL AGUA DEL MOTOR AL TANQUE,»SI HABIA MANCHA DE ACEITE,PARABA A VER SI LA RAJADURA,SE HABIA PROLONGADO».
    Esa es mi ADMIRACION POR OSCAR y no tanto por JUAN.SALUDOS Y GRACIAS POR EL RECUERDO,me has hecho rejuvenecer,y pensar que pasaron mas de 60 años,chau,todavia disfruto,de esa hazaña,con mi granito de arena.
    Como para olvidame me ascendio a 1/2 mecanico,ya no era «el limpia piezas,ni aprendiz»,ya entraba en la otra categoria,y me duplico el sueldo.gracias HUGO por los recuerdos,me despertaste al indio dormido.

  12. ESTIMADO AMIGO HUGO,el GRAN PREMIO DE LA REPUBLICA SE CORRIO EN 1949,GANO JUAN GALVEZ, 2° JUAN MANUEL FANGIO,y 3° OSCAR ALFREDO GALVEZ.
    RESUMIENDO JUAN GALVEZ GANO 5 ETAPAS.JUAN MANUEL GANO 3 ETAPAS,Y EL «AGUILUCHO» OSCAR GANO 3 ETAPAS,Y UNA NO ME ACUERDO,eso si la 1° etapa era de un recorrido de mas de 1850Kms, y TITO PERDIO EN LA REPARCION Y LOS PROBLEMAS 6 HS 36 MINUTOS,Y LLEGO ULTIMO,
    Pero con el motor «cocido» registro en la ultima etapa PASO DE LOS LIBRES BS AS,EL RECORD a mas de 138 KMS EN CASI 1000Kms,de todo el GRAN PREMIO.
    HAY un museo que lo recuerda,pero no voy,tengo problemas de corazon,y la emocion sera muy grande,pero mis hijas saben que cuando no este fisicamente mas en la tierra,todo lo que me regalo OSCAR GALVEZ,debe ser donado anonimamente al MUSEO,lo material,junto con fotos solamente,sin nombres,que expresen mi amistad,y el gran respeto que le tube.especialmente el cronografo,que me dedico marca «HEUER A CUERDA» con la siguiente leyenda «a mi amigo y mecanico el TURCO CH…..con afecto OSCAR A.GALVEZ 1948-1970»,al regreso de ITALIA Y FERRARI.
    Es el mas preciado de los recuerdos,y lo conservare,hasta el final.saludos,se me nublo la vista.chau.

  13. cuantas historias,»digame los hermanos Galvez, tambien tenian un taller o un deposito en la avenida Rivadavia entre sanchez de bustamante y aguero?porque en el año 2000 antes de que se demoliera esa edificacion,vi una cupecita ford,restos de motores,y varios trofeos ?

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