Se le pregunte a quien se le pregunte por Carlos Sainz, dentro de la atmosfera de la Fórmula 1, probablemente dirá lo mismo: que es un piloto muy constante, que sabe trabajar en equipo, y en definitiva que sí, es bueno. Sin embargo, por lo general viene existiendo un cierto rechazo a la hora de ponerlo a la altura de los jóvenes talentos abanderados de una nueva generación véase Max Verstappen, Charles Leclerc, Lando Norris, George Russell, incluso Pierre Gasly, o Alex Albon.
Aparentemente, en el ideario de una amplia mayoría de aficionados y personas que conforman el propio campeonato, Carlos sigue pareciendo un poco menos estrella que esta nueva remesa de promesas llamada a dominar y disputarse la gloria de la F1 en años (si no décadas) venideras. Para sorpresa, las estadísticas y los testimonios de algunos que han trabajado junto a él indican algo bastante distinto.
Para empezar, con esta ya van 4 temporadas en las que consigue el galardón no oficial de “mejor del resto” en el ámbito de escuderías, correspondiente a la marca sin opciones de competir por victorias y podios en circunstancias normales. Lo logró con Renault en 2018 (4ª posición), si bien es cierto que en este caso el mérito de dicho logro fue más atribuible a Nico Hulkenberg, la aportación y el dato a nivel estadístico ahí quedan. Más adelante con McLaren en 2019 (4ª posición), y 2020 (3ª posición) donde sin duda, su liderazgo y trabajo constante a lo largo de dos temporadas bastante sólidas, pusieron de relieve el renacer un piloto que parecía ser más “el hijo de” que él mismo, y el de una escudería legendaria venida a menos; sin desmerecer la labor de Lando Norris, y la reestructuración interna del equipo de Woking, sin ese talón de puntos que aportó Carlos, fraguados a base de constancia y esporádicos premios en forma de podios, el resurgir de McLaren no hubiese sido tan imponente. Y por último en 2021, nuevo cambio de aires y nuevo golpe de efecto, sumando esfuerzos para devolver a Ferrari a una plaza más acorde a su relevancia histórica (3ª posición), donde ha superado todas las expectativas y todas las dificultades que planteaba el desafío en su primera temporada: adaptación en tiempo récord, supera a su compañero de filas Charles Leclerc en el campeonato, anota cuatro podios y constante como casi ningún otro piloto (el único que no ha abandonado una en toda la temporada y siempre en la zona de puntos desde el GP de Francia).
Y por otro lado es ineludible que, en el aspecto individual, ha dejado (o más bien ha hecho los méritos para haber dejado, porque aún sigue habiendo mucho escepticismo), en “su sitio” a dos de los pilotos mas populares y aclamados por su talento como son Norris y Leclerc. Estando en igualdad de condiciones con ambos, ha conseguido ganarles en sus duelos entre compañeros de equipo, e incluso este año a ambos en la ajustada lucha que han mantenido por el 5º puesto en el mundial de pilotos. Si quedar por encima de estas bestias no es suficiente para constatar su valía personalmente no se que más se puede hacer. Realmente cuando la diferencia de puntos es tan ajustada como por ejemplo con la que hemos acabado este año, no tiene sentido pensar que Carlos tenga mucho más potencial o que directamente sea mejor piloto, pero si que como poco está al mismo nivel.
Por ir concluyendo con las fortalezas del 55, no podemos pasar por alto algo que es menos llamativo, pero igual de importante para la consecución de éxitos, y quizás por ello mismo, sea un poco el piloto “invisible” de la Fórmula 1: me refiero al valor humano, lo que puede aportar como trabajador, como uno más en la fábrica. Y es que desde la temporada 2019, Sainz ha residido en las ciudades donde se encontraban las fábricas para las que trabajaba; como el mismo ha explicado, las ventajas de estar cerca de sus compañeros, de establecer feeling y conocerse mutuamente a la perfección son parte de su método de adaptación y de esa buena dinámica que parece llevar consigo allá donde esté son síntomas claros de un trabajo en la parte humana, invisible pero efectivo; es este aspecto, creo que se nota la diferencia entre el vacío que ha dejado en Woking, con el ambiente renovado que ha florecido en Maranello. Si a eso le sumamos la disciplina, ya que ha demostrado en multitud de ocasiones que entiende que las prioridades del equipo están por encima de las individuales y que sabe leer las carreras como muy pocos hoy en día, el resultado es un piloto prácticamente ideal dentro de la actual parrilla.
Por todo eso, cuando Mattia Binotto aseguró a finales de noviembre que Leclerc será el próximo campeón con Ferrari, duele. Cuando en la clasificación definitiva del Power Raking 2021 Sainz figura por detrás de Norris, Leclerc o Gasly, duele. Cuando la misma Fórmula 1 en redes sociales tarda casi una semana en darse cuenta de la progresión en número de puntos que ha tenido en los últimos años, duele…
Son muchas las pequeñas evidencias que desde 2019 ponen de manifiesto que es el gran tapado de la categoría, cuyos podios llegan con retraso, cuyos adelantamientos hay que buscar en las cámaras onboard porque no salen durante las retrasmisiones, y que no ocupa titulares ni acapara la atención mediática. Sin embargo, y para sorpresa de cada vez más (en su día reconozco que hasta de un servidor), ha ido sentando las bases de un perfil de piloto elegante y trabajador. Está claro que lo realmente importante en este mundillo es ser el mejor dentro de la pista y no tanto fuera de ella, pero de todos modos da lástima ver como pasa inadvertido ante muchos ojos un talento tan grande como el suyo.
Buen artículo, estoy totalmente de acuerdo.
En algún sitio leí que hay tres tipos de pilotos: los genios, los trabajadores y los genios que también trabajan.
La fama que ha ido acumulando Sainz ha sido la de piloto trabajador, pero si se mira su trayectoria con respecto a los compañeros de equipo e incluso a sus rivales, yo diría que también es un genio.
Lo que pasa es que no ha sido protagonista de portadas ni de titulares porque a los dirigentes de turno no les ha interesado, ya que tienden a promocionar a los pilotos de sus respectivos países.
El hecho de ser una persona tranquila, analítica y poco conflictiva en la pista tampoco le habrá ayudado mucho, pero precisamente eso le da aún mucho más mérito a los resultados obtenidos.
Parece que el temperamento es la única cualidad que da ese carisma tan apreciado por el público en los campeones y tal afirmación es errónea. Aún así, seguro que también lo tiene aunque no lo exhibe, sino que se lo guarda para sus adentros con el fin de superarse a sí mismo, que es de lo que se trata. El primer competidor debe ser uno mismo, lo demás viene después. Ser una estrella no es solo parecerlo y los elogios de la farándula no ayudan precisamente a mejorar, todo lo contrario.
Ser compañero de equipo de Sainz se ha convertido en un reto y cualquiera sabe que más tarde o más temprano te va a ir comiendo el terreno, lo cual debe presionar bastante.
Es rápido, sabe adelantar y además limpiamente, es un gran estratega, muy sólido, muy completo, con gran capacidad de adaptación. Su calidad está más que demostrada. También es discreto, comedido y tiene la cabeza muy bien amueblada.
No busca protagonismo sino que hace labor de equipo, pero cuidado, que si no estás a su altura, te superará.
Quizá si fuera de otro país más nórdico ya se le habría puesto un halo de héroe. Como es del Sur lo ha tenido un poco más difícil.
De todas maneras, cuando alguien tiene valía, tarde o temprano se le acaba reconociendo y me alegró mucho que lo hiciera Ferrari, una escudería mítica y de un país Mediterráneo como el nuestro.
Ferrari hizo muy bien dejando de lado el condicionante de tener un piloto «estrella» o «top». Pudo parecer una jugada descabellada y no lo fue, pues esto le tuvo que quitar presión al equipo (el mal endémico de esta escudería) y en lugar de buscar resultados inmediatos, se dedicaron a trabajar, sin esa carga que solo te lleva a la improvisación y a tomar medidas desesperadas.
Con estos dos pilotos y una nueva política más planificada, Ferrari ya no da la imagen de ser un pollo sin cabeza. Tanto ellos como el equipo han trabajado fenomenal, sacando petróleo de un coche que no ofrecía mucho a principios de temporada.
Los resultados en la clasificación del mundial que han obtenido Sainz y Leclerc han estado muy igualados. Sainz ha sorprendido a la escudería por obtener unos tan buenos el primer año, aunque el mundo de la farándula ya está especulando y defenestrando a Leclerc por haber sido superado por la mínima, en lugar de dejarlos trabajar tranquilamente para el equipo.
Le deseo un gran futuro a Sainz, a su compañero Leclerc y a la escudería Ferrari que confió en ellos.
Y también les deseo unas felices fiestas a todo el equipo de esta web y a todos los que la leen.
https://youtu.be/6E5mKpdLQlw