La evolución de las paradas en boxes
hace 12 años
La evolución de las paradas en boxes, desde los primeros años del Campeonato del Mundo de Fórmula 1 en los años 50 hasta hoy, ha sido bestial. El único punto en común entre una parada de las de entonces y una actual, es que siempre han sido todo un espectáculo.
Años locos
En los primeros años de la F1 los 'pit stops' emanaban mucha tranquilidad, desorganización, y en el caso de los reabastecimientos de combustible, un escalofrío de terror. Los pilotos se bajaban de los coches e incluso alguno se fumaba un cigarrillo mientras los mecánicos cambiaban las ruedas y echaban gasolina con rudimentarias herramientas. Bastante más de un minuto después, el piloto se montaba otra vez para continuar la carrera. Todo esto sucedía al borde de la pista, porque entonces no existían ni 'pitlanes' separados ni límites de velocidad. Afortunadamente los tiempos han cambiado, y las paradas en boxes no son una excepción precisamente. Cambiar los cuatro neumáticos en dos segundos son la culminación de años de desarrollo, aprendizaje y mejoras en la tecnología empleada.
A través de los años las paradas han sido cada vez más rápidas mientras los equipos se daban cuenta de que jugaban un importante papel en el desenlace de los Grandes Premios. Cada vez se incorporó más personal a la tarea mientras mejoraban en organización y equipos utilizados para realizar los trabajos. Sin duda que el ingenio también ha sido una parte importantísima a la hora de recortar el tiempo de la parada, con ideas legales, otras discutibles, y otras claramente ilegales.
Cuando el repostaje era el factor limitante
En 1983 hubo varios incendios porque los equipos intentaban meter el combustible, entonces altamente volátil, lo más rápido posible, por lo que los repostajes se prohibieron para la temporada siguiente. Tras 10 años de paréntesis, éstos volvieron para animar el espectáculo en 1994, por lo que los equipos volvieron otra vez a buscar formas de acelerar la maniobra. Uno de los ejemplos más famosos del retorno de las grandes bolas de fuego en los boxes fue el protagonizado por Benetton el mismo año del retorno de los 'pit-stop', supuestamente porque el equipo quitó un filtro de la máquina de repostar combustible (estándar) para que el combustible saliera más rápido.
Un buen ejemplo de la minuciosidad del trabajo fue el sistema de McLaren para desenganchar la manguera cuando se había introducido en el coche la cantidad de combustible requerida. Si hasta entonces el "hombre de la manguera" reaccionaba a unas luces que se encendían cuando la máquina dejaba de echar combustible, inventaron un sistema con el cual a través de unos cascos podía escuchar cuándo la válvula motorizada de la manguera comenzaba a cerrarse (unos instantes antes de terminar la carga de combustible), para ahorrar un par de décimas al proceso.
En aquella época, el repostaje era el factor que limitaba todo el proceso de la parada. No importaba cuánto se tardara en cambiar las ruedas. El tiempo se ganaba o perdía en conectar y desconectar la manguera, y en el tiempo de reacción del hombre de la piruleta. Todos utilizaban la misma máquina de repostar, así que lo único que podían hacer eran cosas como colocar asas extra en la boquilla para que alguien pudiera ayudar a tirar de ella, poner tiras fluorescentes en el extremo de la boquilla para que el hombre de la piruleta detectara antes que se sacaba la manguera, o tiras del mismo tipo en la válvula del coche para que el "manguera-man" acertara en la diana más rápido cuando el F1 llegaba.
Hoy, enfoque diferente
Hoy en día el enfoque es diferente. Con los repostajes prohibidos una vez más, todo consiste en cambiar las cuatro ruedas tan rápido como sea físicamente posible. Los que cambian las ruedas ya no tienen que esperar al hombre de la manguera, ahora es sobre ellos sobre los que recaen las miradas en un proceso que estaba casi sin explotar. El micro-análisis de cada operación en la parada es constante para estudiar dónde se puede ahorrar tiempo, asignándose muchos recursos para ello.
Quedan muy lejos ya los tiempos de las cuatro pistolas estándar, un par de botellas de aire comprimido, dos sencillos gatos y una piruleta. El pit-lane es muy diferente ahora que hace unos pocos años. Pórticos que soportan las líneas de aire a presión, semáforos, cámaras y cableado electrónico que conecta a casi todos los involucrados en una parada, han cambiado el "paisaje". Cuando cada operación termina el sistema lo notifica a otros apretando un botón o con interruptores automáticos. El semáforo en verde indica el fin del proceso para que el piloto vuelva a pista.
Pistolas de alta velocidad con tomas hechas a medida para las tuercas de diseños propios, luces que avisan de que la pistola ha ejercido el par correcto y que avisan al resto de que la operación se ha terminado en lugar de tener que levantar la mano, cambios automáticos de aflojar/apretar de las pistolas, roscas de la mangueta de sólo tres filetes para mayor rapidez en la extracción/apriete de la tuerca, extremos del eje redondeados para guiar la pistola, tuercas unidas a la llanta para evitar que se puedan caer en el proceso, rayos láser que ayudan a parar el coche siempre en la misma posición o a que los mecánicos tengan la pistola a la altura exacta cuando el coche para, sofisticados gatos de liberación rápida, todo se analiza a fondo. Los hombre que manejan el gato esperan a que se enciendan dos luces, cada uno de sus correspondientes dos hombres de las pistolas, y estas luces algunos las tienen incluso en la visera de su propio casco. El jefe de mecánicos espera las dos luces de los hombres del gato y la del observador que mira si llega algún coche por la calle de boxes para dar luz verde al semáforo. Todo estudiado al milímetro para eliminar los tiempos de reacción humanos y eliminar las posibilidades de error. Se trata de un complejo y estudiado procedimiento ensayado una y otra vez.
Por lo tanto las paradas en boxes son todo un espectáculo que apenas tenemos tiempo de disfrutar. Eso sí, semejante orquestación de movimientos requiere que cada acción se anticipe al buen término de la anterior, y ahí es donde todo se puede torcer rápidamente. No hay margen de error. Todo sucede tan rápido que no hay tiempo para reaccionar ante cualquier cosa fuera de lo común, todo tiene que ser perfecto. A esto hay que añadir la presión que cada uno de los involucrados siente, y la línea entre la perfección y el completo desastre es muy fina.
fuente: f1elvis
16 Comentarios
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Impresionante la tecnología, es un gran avance,pero parecen autómatas, es el principio del fin, dentro de unos años los robot, en el cambio de ruedas.
Mas rápido,menos costoso.
Así esta el mundo.
Saludos.