Mucha gente piensa que si Kimi se hubiera esforzado un poco más su palmarés sería mucho mejor, pero… él ha hecho siempre lo que le ha dado la gana y lo que diga la gente le importa un bledo. Hace lo que le gusta, si le apetece hacer otra cosa la hace, y acepta que a veces se gana y otras se pierde, una filosofía sencilla vamos. Además, ha sido el único piloto junto con Michael Schumacher que ha logrado ser campeón del mundo de Fórmula 1 con un Ferrari en los últimos 30 años. No está mal ¿no?
Kimi es un superdotado al volante, puede parecer afable pero siempre está determinado a ganar al de delante. Es un gran piloto de carreras, pero sólo eso, de carreras. El resto no le interesa. ¿Involucrarse con el equipo para mejorar el coche? Que hagan su trabajo que yo haré el mío. ¿Responder entrevistas? No estoy para eso, estoy para pilotar, además siempre preguntais lo mismo.
No es un hombre de largas conversaciones precisamente. Es impasible a más no poder, cumple mínimamente respondiendo a las preguntas con indiferencia y una monotonía somnífera, y lo mismo se le puede ver profundamente dormido fuera de un bar abrazado a un delfín hinchable, o en lo alto del podio de Spa-Francorchamps pilotando como un campeón un Ferrari F60 dificilísimo de conducir. Es grande, es Iceman, el hombre de hielo.
Kimi Matias Raikkonen, nacido en 1979 pasó su infancia en una casa construída por su bisabuelo en Espoo, un suburbio de Helsinki. A sus padres, Matti y Paula (que alguna vez han ido como público a Spa para ver pasar a su hijo por Eau Rouge) no les sobraba el dinero, pero trabajaron mucho y se esforzaron para que Kimi y su hermano mayor Rami pudieran disfrutar del deporte, sobretodo de los del motor y los de invierno. Pero Kimi dejó el hockey sobre hielo porque lo de madrugar no iba con él.
A los tres años ya andaba con motos de motocross y a los diez comenzó con el karting, donde acudían con un viejo coche en el que dormía toda la familia. Tras sus éxitos en karting en Finlandia, los países nórdicos y Europa, en 1999 Kimi pasó a los monoplazas, donde gracias a su enorme talento y en sólo 23 carreras entre 1999 y el año 2000 (de las cuales ganó 13, logrando en el año 2000 arrasar en la Fórmula Renault británica con 7 victorias, 10 podios, 7 poles y 6 vueltas rápidas en 10 carreras), ya se ganó una prueba con un Fórmula 1.
Fue Peter Sauber el que se fijó en aquel rubio de 21 años y tras probarlo, no dudó y lo fichó para pilotar con ellos en el 2001. Se abrió entonces un intenso debate sobre la idea de montar en un Fórmula 1 a un chaval que sólo había disputado 23 carreras con monoplazas de escasa potencia, pero Kimi con su cara de impasible se montó en el Sauber, pilotó como si llevara un kart y acabó sexto su primera carrera cerrando la boca a todos los críticos.
Rápidamente llamó la atención de McLaren, que le fichó para el año 2002 viéndolo como un sucesor de Mika Hakkinen. En sus cinco temporadas con McLaren nunca dio menos del máximo, pero con un monoplaza a veces poco competitivo y otras poco fiable, no pudo lograr el título aunque fue subcampeón en 2003 y 2005.
En el 2007 Iceman llegó a Ferrari para llenar el vacío dejado por Michael Schumacher, cuyas dotes de trabajo y liderazgo de equipo no eran parte del repertorio del finlandés. Y el comienzo fue fantástico, logrando la pole, la vuelta rápida y la victoria en la primera carrera del año, en Australia. Aún así, llegó con escasas posibilidades de lograr el título a las últimas carreras, detrás de los pilotos de McLaren, Alonso y Hamilton, que andaban a la gresca. Aprovechando la estúpida gestión de la situación de los responsables de McLaren y sin tirar nunca la toalla, Kimi tuvo un final de temporada perfecto, para ganar el título por un punto, dejando a los de su ex-equipo con cara de tontos.
El 2008 fue más complicado para él. Le costó encontrar el equilibrio en su Ferrari y el título se lo disputaron su compañero Massa y Hamilton. Massa recibió todo tipo de ayudas y consejos de su amigo Michael Schumacher que parecieron funcionar, pero Kimi pasaba de Schumacher, de Massa y de todo lo demás. Iba a lo suyo, como siempre.
En 2009, consiguió la única victoria de Ferrari del año en Spa-Francorchamps, circuito de piloto en el que es casi imbatible. El F60 tuvo un año complicado, porque el equipo pagó el evolucionar el coche del 2008 hasta el final de la temporada y porque fue diseñado sin la «trampa» del doble difusor. Pero aún así, Kimi lo hizo realmente bien con un coche muy difícil de llevar por el «acople» que hubo que hacerle con el doble difusor.
En 2010 Raikkonen se nos fue al Mundial de rallyes. Ferrari decidió romper su contrato un año antes de lo previsto para acoger cuanto antes a Fernando Alonso, pero hay algo que dice mucho de sus cualidades al volante: muchos equipos punteros quisieron contratarle para el 2010 a pesar de conocer lo introvertido y poco comunicativo que es. Si hubiera querido podría haber vuelto a McLaren o ir a Mercedes, dos de los equipos con más garantías para lograr el título. Pero ninguno de los contratos que le ofrecían le convenció del todo y así sin más, pasó de todos y pensó en participar en el Mundial de rallyes con el equipo junior de Citroen. El reto era muy complicado, pero era lo que le apetecía. Aquella temporada se le echó mucho de menos, y muchos pensaron que nunca volverían a verle subido a un F1.
Pero en noviembre de 2011 circularon rumores cada vez más intensos sobre el posible retorno de Iceman a la F1 con Williams. Las negociaciones con el equipo de Grove no llegaron a buen puerto pero no así las que mantuvo con el Lotus, que le contrató para competir junto con Romain Grosjean. Kimi demostró que estaba hecho para pilotar en Fórmula 1 y no defraudó en su regreso al ruedo de los 300 km/h, manteniendo el talento y la garra de siempre. Fue el piloto que más constancia mostró durante toda la temporada 2012, llegando a puntuar en todas las carreras menos en el Gran Premio de China. El mejor momento de la temporada fue cuando consiguió la victoria en el Gran Premio de Abu Dabi, subiendo de nuevo a lo más alto de un podio, hecho que llevaba sin hacer desde el Gran Premio de Bélgica en 2009 cuando competía para el equipo Ferrari. Esa constancia le hizo terminar tercero en la clasificación de pilotos de 2012 con 207 puntos.
La temporada de 2013 la afronta, otra vez, con Romain Grosjean como compañero, con el objetivo de conseguir más victorias para el equipo Lotus, y de aspirar al Mundial de Fórmula 1 desde Melbourne. Y lo cierto es que esas expectativas no parecen tan exageradas como a priori pudiera pensarse, máxime cuando el inicio del finlandés es tan fulgurante como inmejorable: primera carrera del año, y victoria en Australia para Kimi, cuyo despliegue de talento es tan sobresaliente que acumula un triunfo y tres segundos puestos seguidos (China, Baréin y España) en las cinco primeras citas.
El Lotus no es probablemente el mejor coche de la parrilla, pero es rápido y de los más equilibrados, aparte de, importantísimo, uno de los monoplazas que mejor cuidan las gomas. Esto sumado a la maestría de un Raikkonen con ya una veteranía y un nivel de pilotaje a la altura de los grandes volantes de este deporte, hacen del finés un enemigo temible en carrera. Realmente el único corredor capaz de mantener el pulso a Vettel en muchas carreras, y al que más mira con desconfianza el joven alemán de Red Bull.
No obstante, el Lotus, siendo un gran monoplaza, sigue estando un pequeño escalón por detrás, y también hay que decir que el finés no logra sacar del todo el máximo rendimiento en calificación, lo que le suele penalizar bastante en las salidas los domingos. Aún así, en las siguientes siete carreras, a pesar de no puntuar en dos, y tener resultados discretos en otras dos, se las apaña para no descolgarse, y logra otros dos segundos puestos en Alemania y Hungría.
Pero en esos días, se produce uno de los anuncios bomba de la temporada, cuando Kimi, de quien todo el paddock intenta adivinar su futuro destino, sabido ya que será casi imposible que Lotus lo mantenga, anuncia oficialmente tras Monza que la siguiente campaña correrá bajo los colores de Ferrari, con Fernando Alonso como compañero. Así afronta el tercio final en la lucha por el subcampeonato, siempre a la estela del posible desfallecimiento de Vettel (que nunca ocurre) y suma otro podio en Singapur, y un nuevo segundo en Corea.
Pero la tensión en el equipo es cada vez mayor, con algún cruce de declaraciones subido de tono entre piloto y escudería. Lotus al parecer no ha pagado parte del salario acordado, y debe bastante dinero al finlandés, y éste no se calla. Eso y unos problemas físicos en la espalda hacen que su rendimiento caiga un poco en Japón, India y Abu Dabi, hasta que la situación se hace insostenible y el 10 de Noviembre anuncia que no correrá las últimas dos citas del Campeonato, aprovechando para operarse de esas dolencias.
Aún así, su campaña es tan buena que le da para finalizar 5º en el Mundial, sumando una victoria y 7 podios, y la friolera de 183 puntos acumulados, 51 más que su compañero Grosjean. Ahora afrontará uno de los mayores retos de carrera, volviendo a Ferrari en 2014 como el último Campeón con la Scuderia, y con nada menos que Alonso como compañero y primer rival.
Pero su regreso a Maranello no será nada fácil en 2014, ni mucho menos, convirtiéndose de hecho comparativamente hablando en su temporada más dura desde su debut en Fórmula 1. Tras el espaldarazo que le habían supuesto las dos grandes campañas anteriores que fraguó desde su regreso al Circo, amparado en un excelente Lotus capaz de ofrecer notables resultados, con incluso victorias, ahora llega a una Ferrari muy distinta.
El coche no es lo se espera, aparte de estar concebido en las antípodas del estilo de pilotaje del finlandés, muy susceptible a esas sensaciones. Pero en resumen, un monoplaza que no se encuentra entre los tres punteros de la parrilla, y al que hay que exprimir hasta la última gota para conseguir colocarlo en esos puestos que van del 5º al 10º, en condiciones normales. Así las cosas, tarda mucho en adaptarse al bólido, en realidad nunca lo hace enteramente, y pronto su distancia con su compañero Alonso, con muchos años ya a sus espaldas en la Scuderia y en esas situaciones (y un maestro en tales condiciones extremas), se hace notoria tanto en puntos como en sensaciones.
Aunque suele terminar normalmente en esas posiciones traseras de puntos, y va anotando, está lejos siempre de su nivel normal, o de su potencial, y no obstante, casi un tercio de las carreras se queda a las puertas de sumar o abandona (GP de Gran Bretaña). Y otras veces, como en Mónaco, donde consigue la vuelta rápida, la mala fortuna le priva de un segundo puesto casi cantado. Brilla en Spa, otra de sus pistas talismán, finalizando 4º, pero como decimos, siempre lejos de las expectativas en un corredor de su talento. Finaliza 12º con 55 puntos, a más de cien de su compañero, mucho más regular, confiando en que este 2015 la revolución orquestada en Ferrari, a todos los niveles, le deparen un monoplaza al menos más competitivo a él y a su nuevo compañero, un Sebastian Vettel que sin duda también llegará con ganas de guerra.