Max Verstappen ganó a lo campeón en un GP de Canadá extremadamente complicado por la climatología, donde cualquiera de los cinco primeros pudo haber ganado, pero finalmente el holandés se llevó el gato al agua con maestría y perseverancia, sobre un Red Bull que ya no es dominador, como pudo verse con los apuros de Pérez todo el fin de semana. El mexicano abandonó tras un trompo y chocar contra el muro, como le sucedió a Sainz que además hizo carambola con Albon provocando la retirada del tailandés de Williams, probablemente su próximo equipo en F1. El madrileño rodó gran parte de la prueba con el alerón delantero roto, que en Ferrari no quisieron cambiar por razones poco claras.
Alonso salvó el honor español con un trabajado sexto puesto, siendo el primero de los mortales tras el quinteto de cabeza. Norris y Russell completaron el podio, con el primero siendo la mayor amenaza para Verstappen, pese a sucumbir en el último tramo de la carrera en seco. Lando llevó a cabo un par de brillantes adelantamientos a Verstappen y Russell para colocarse líder pero perdería la primera posición tras la ronda de paradas causada por el safety car desplegado tras el accidente de Sargeant.
George Russell partía desde la pole, pero cayó por sus propios errores, perdiendo la posición con Norris al irse largo y luego llevando contra el muro a Piastri (cuarto), en una sucia maniobra que podría acarrear sanción. No obstante, al británico le queda el honor del último escalón del podio, así como del hachazo metido a su compañero Lewis Hamilton para arrebatarle la tercera posición en la última chicane. El heptacampeón ya no es intocable en Mercedes y sudó sangre para adelantar a Fernando Alonso.
El asturiano llevó a cabo una defensa numantina durante 25 vueltas frente al Mercedes del británico, pero sucumbió merced a una lenta parada en boxes por parte de Aston Martin. No obstante, el sexto lugar del español es merecido en una carrera complicada, donde el gran fiasco de la jornada fueron los Ferrari. El doble abandono de ambos monoplazas italianos (Leclerc por avería y Sainz por accidente), dejan via libre a Verstappen para escaparse en el liderato del mundial, cuya igualdad ha quedado en espejismo frente al talento del holandés.
Alonso se mostró aliviado por el resultado tras una prueba en condiciones cambiantes sumamente complicada: «No podíamos hacer mucho delante porque eran más rápidos y también teníamos margen con los de detrás. Me defendí algo de Lewis, pero era uno de los coches más rápidos este domingo. Fue una carrera difícil de ejecutar para todos, porque teníamos dos metros de trazada en la pista y si ponías un neumático fuera de la línea seca se complicaba. En general, creo que hemos salvado el día y sumamos con los dos coches, así que podemos estar contentos. Creo que es el máximo, entendemos más y más del coche y de los paquetes que introducimos este año. Algunos necesitan algo de afinación en cuanto a reglajes y dirección. El reglaje es crucial en Montreal, con los pianos. Para mí fue una de las carreras más complicadas. Por eso me sorprende que no hubiera incidentes durante tantas vueltas, las condiciones eran extremadamente duras. Tomamos las decisiones adecuadas. Estaba algo preocupado cuando hicimos la primera parada, que montamos intermedias otra vez cuando la pista ya estaba seca. Pero volvió a llover, Charles probó los neumáticos de seco y falló, así que todas las decisiones que tomamos fueron buenas. Depende de nosotros mejorar el coche. Somos más lentos que lo que éramos al inicio del año, entendemos por qué y queremos volver a ser lo más competitivos posibles dentro de varias carreras. Siempre aprendes del coche, de las nuevas piezas que introduces. Miras las filosofías de otros coches, pruebas cosas diferentes y los últimos meses han sido muy productivos a la hora de entender el coche. Sé que el equipo trabaja duro para llevar piezas nuevas a Barcelona, será un fin de semana interesante. Debemos sumar puntos con los dos coches otra vez.»