Lauda, Senna, Alonso y tantos otros pilotos se han visto envueltos en accidentes que desafortunadamente les costó la vida o que en otros casos produjeron terribles secuelas. Por suerte la seguridad en la F1 gracias a estas terribles experiencias ha mejorado mucho. Sino fuera de esta forma no podríamos contar probablemente hoy en día con la participación de nuestro compatriota Fernando Alonso, cuando hace 8 años volvió a nacer en el circuito del Gp de Australia.

En la historia reciente de la categoría encontramos numerosos casos de terribles colisiones que anteriores décadas hubieran costado la vida de sus conductores. Un pequeño error de cálculo en una zona de frenado y sales volando por encima de la parte trasera de otro automóvil como ocurrió con Grosjean y que afectó al propio Alonso en Bélgica en 2012 o por algún tipo de fallo mecánico, como lo evidenciaron los giros de Marcus Ericsson para Sauber en el Gran Premio de Italia de 2018.

Pero casi con seguridad uno de los más violentos que hemos podido presenciar en los últimos años de nuevo afectó al asturiano, cuando en Australia en 2016 el dos veces campeón del mundo tuvo la suerte de salir prácticamente ileso de un accidente con varias vueltas realmente espectacular y muy peligroso.

Como siempre, Melbourne acogía la carrera inaugural de ese año en el que Fernando partía 11 muy retrasado a tenor de los problemas que estaba teniendo esa temporada con McLaren mientras que el otro implicado en la colisión que sería Esteban Gutiérrez con el Haas se encontraba al final de la parrilla en la posición 20º.

En la vuelta 17, Alonso estaba detrás de Gutiérrez en la primera carrera de este con Haas, mientras intentaba moverse hacia el exterior de la curva 3 para rodear al mexicano.

Sólo que, esta vez, el tiempo de reacción de Alonso fue sólo una fracción demasiado lenta cuando chocó contra la parte trasera de esteban chocando contra la pared exterior en un ángulo tal que no pudo perder velocidad.

Descontrolado, el MP4-31 de la escudería británica volcó mientras se iba desintegrando, dando un salto mortal en la vertical mientras Alonso se convertía en un pasajero cuyo final podía terminar fatalmente.

El monoplaza quedó boca abajo, apoyado contra una pared. Fueron segundos interminables y muy angustiosos hasta que el doble campeón salió visiblemente agachado para recuperar el aliento mientras se mostraban banderas rojas para limpiar el considerable desorden.

Como ocurre con cualquier accidente importante, la FIA investigó lo que había sucedido y descubrió que Alonso «conducía a 313 km/h cuando comenzó su maniobra de adelantamiento y había reducido ligeramente la velocidad a 305 km/h en el punto del impacto, cuando su rueda delantera derecha hizo contacto con la rueda trasera izquierda del auto de Gutiérrez.»

«La colisión con la pared se produjo con la esquina delantera izquierda del automóvil, lo que resultó en una desaceleración lateral máxima de 45G, con altos niveles de aceleración también registrados por los acelerómetros de oído, lo que demuestra las fuerzas sobre la cabeza del conductor.

«El coche rebotó y procedió a deslizarse a lo largo del circuito hacia la trampa de grava. Con las suspensiones delantera izquierda, delantera derecha y trasera izquierda destruidas, el coche estaba fuertemente inclinado lateralmente sobre su lado izquierdo mientras viajaba sobre la hierba.

«Este lado izquierdo se hundió en la grava, lo que hizo rodar el coche y lo impulsó en el aire, registrando una desaceleración lateral de 46G.

«El coche viajó en el aire, giró aproximadamente 540 grados (1,5 veces) y estuvo en el aire durante 0,9 segundos.

«Al aterrizar, hizo su contacto inicial con el suelo en su estructura de absorción de impactos trasera, experimentando una aceleración longitudinal máxima de 20G».

Alonso explicó después: «Tengo suerte de estar aquí y estoy agradecido de estar aquí». Literalmente volvió a nacer como en Bélgica o en Brasil anteriormente en su trayectoria como piloto por citar algunos accidentes significativos.

«Soy consciente de que hoy he gastado parte de la suerte que me queda en la vida. Quiero agradecer a McLaren y a la FIA por la seguridad de este coche. Estoy vivo gracias al trabajo de los últimos 10 o 15 años en la Fórmula 1».

Las consecuencias fueron relativamente escasas para él pues tan solo se perdería la próxima carrera en Bahréin debido a una fractura en una costilla, ni quemaduras, pérdidas de miembros o incluso la vida. Definitivamente fue el día en que todos vimos ver a Alonso nacer de nuevo y dar la bienvenida una nueva fórmula uno más segura que no exponga inútilmente a sus pilotos. Sirva pues este post de homenaje a todos esos pilotos que dieron sus vidas en aras de la seguridad en la F1.

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