La F1 vuelve a Monza en el centenario del autódromo italiano; un trazado mítico que ha sido sede de un Gran Premio del Campeonato del Mundo casi cada temporada, tratándose de un circuito muy especial, donde se han vivido algunos de los triunfos más memorables de este deporte, así como algunas de las tragedias más espantosas.
Monza es uno de los escenarios clásicos del calendario de la Fórmula 1, una pista en la que las velocidades puntas rozan los 360 km/h como consecuencia de las configuraciones de baja carga aerodinámica que equiparán todos los monoplazas para minimizar el ‘drag’. De este modo se reducirá el downforce en las curvas, una pérdida de agarre deberá compensarse con los neumáticos. A cambio, aumentará el deslizamiento de las gomas, y con él crecerá el desgaste. Si la meteorología no es cálida, uno de los efectos de las largas y rápidas rectas de Monza es el enfriamiento de las cubiertas –lo que provoca que, con la llegada del siguiente viraje, no se encuentran a la temperatura adecuada.
- Pirelli llevará a Monza los tres compuestos de la zona media de la gama: C2 como P Zero Blanco (duro), C3 como P Zero Amarillo (medio) y C4 como P Zero Rojo (blando).
- Eliminar la tendencia natural al subviraje de los coches actuales es un verdadero desafío en las curvas lentas de Monza, trazado en el que, al mismo tiempo, se necesita un eje trasero fuerte para conseguir el equilibrio perfecto en las zonas rápidas.
- La tracción es un capítulo importante aquí para conseguir el máximo rendimiento en las zonas lentas, las técnicas y las más veloces. A ello se añade un nuevo factor característico del trazado: la altura de sus pianos.
- La configuración de baja carga aerodinámica, específicamente un paquete con menor drag, implica que el foco se desplaza al agarre mecánico que proporcionan los neumáticos.
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Ver también: Ficha del Circuito de Monza
