Pues como cita el refranero: nuestro gozo en un pozo… o tal vez en un charco de agua, se podría concluir por ejemplificar más la situación climatológica que nos deparó la “no-carrera” belga.
Poco más se puede contar respecto a lo deportivo en una supuesta crónica de carrera que en realidad no se dio, bajo ninguna circunstancia. No ha habido carrera. Esa es la verdad fehaciente. Y aunque forzaron el reglamento para hacer un simulacro de domingo de Gran Premio, con el que poder repartir posiciones y puntos, nadie puede estar satisfecho con lo consumado hoy en Spa-Francorchamps.
Por ello hablamos de la victoria (y pido perdón por escribir “victoria”) de Max Verstappen como una de la más insulsa y triste de la historia, si no la más. Y de igual modo lo podemos extrapolar a los demás integrantes del podio, segundo George Russell, y tercero Lewis Hamilton, así como en definitiva al resto de pilotos en puntos, y a toda la parrilla en general. Para los anales quedará esta fecha por muchas razones, eso sí, con un penoso y dudoso récord difícil de batir: el de la carrera más corta de la historia de la Fórmula 1.
Porque en definitiva, lo que se decidió, es hacer la mínima salida a pista imprescindible para rodar las dos vueltas reglamentarias, todo ello siempre tras el Coche de Seguridad, que por reglamento eran necesarias para considerar el Gran Premio como disputado y finiquitar el asunto, repartiendo la mitad de los puntos normales, según estaban las posiciones predefinidas de línea de partida en parrilla. Una pantomima vergonzosa, en realidad, para la mayoría.
Todo ello porque las nubes no dieron tregua en ningún momento. Llevaba todo el día lloviendo, y así siguió, y continúa, en Spa. De modo que al llegar la hora de dar la salida, y tras un par de giros tras el Safety Car para comprobar el estado de pista antes de dicha arrancada, se optó por desplegar bandera roja y aplazar el comienzo con la esperanza de mejores condiciones.
Tras esto, aplazamiento tras aplazamiento. Los primeros de diez minutos en diez minutos, para luego dilatarlos más, hasta el punto que ya nadie sabía cómo iba a evolucionar el asunto. Visto además que las condiciones climáticas no iban a ir a mejor, sino más bien al contrario. Y así nos fuimos hasta las tres horas y media de dilación, sin más visos en el horizonte que negros nubarrones.
A esas alturas, ya estaba claro que la prueba no se iba a efectuar como tal. Ni había tiempo, ni tampoco iba a quedar luz necesaria para afrontar una carrera normal. Como mucho, se podía esperar una carrera muy reducida en vueltas, si se conseguía una pequeña ventana mejora en las condiciones, que pudiera al menos repartir la mitad de los puntos en liza.
Ante tal tesitura, los organizadores afrontaban una decisión altamente polémica. Consideraban entre tres escenarios a elegir: una era la suspensión definitiva de la carrera, por causas de fuerza mayor. Esto suponía directamente dar el Gran Premio por no disputado sin más. No cuenta para el campeonato dándose por no corrido, no hay lógicamente puntos a repartir, se devuelve el dinero a los espectadores, etcétera.
Otra opción era aplazar la carrera para mañana lunes por la mañana, realizándose entonces de manera normal. Esto también era controvertido para muchas partes, desde los propios equipos y protagonistas directos (máxime teniendo en cuenta que empieza nuevo Gran Premio en cinco días, con los problemas logísticos que ello acarrearía), pasando por los intereses de las televisiones, patrocinadores y demás, así como igualmente la problemática para los espectadores in situ y los aficionados en general (todo esto serían problemas también en caso de la decisión que antes mencionábamos de suspensión definitiva).
El tercer escenario que valoraban, y que al final eligieron, no era menos comprometido, y además requería de aplicar notables dosis de buscar las costuras al reglamento y , por qué no decirlo, de bastante desvergüenza y caradura: la historia era intentar un simulacro de carrera, a sabiendas de que no iba a ser posible (ya que la realidad era que no iban a poder disputar ningún giro, por pocos que fueran, en situación real de carrera). Pero para considerar el Gran Premio como disputado, la reglamentación los obliga a hacer al menos dos vueltas en “situación de carrera real” (aunque sea bajo condición de Safety Car).
Y como apuntamos, esto fue por lo que optaron: se ordenó salir a pista tras el Coche de Seguridad, todos en trenecito a baja velocidad, completaron esos dos giros reglamentarios e inmediatamente Dirección de Carrera desplegó nuevamente Bandera Roja para mandar a todos de regreso a boxes, y acto seguido, anunciar la conclusión del Gran Premio… de la carrera, hablando técnicamente, pero que no fue ninguna carrera. Ni siquiera un simulacro. Fue la nada. Una pantomima. Luego ceremonia de podio, y adiós. Menudo show con el que se han cubierto de gloria hoy.
Relatado lo anterior, y ahora como apuntes más subjetivos por nuestra parte, diremos que en verdad no tenía hoy una situación nada fácil ni agradable Michael Masi, como Director de Carrera. De hecho tenía un papelón de órdago. Porque es cierto que las condiciones fueron nefastas, y de mal en peor según transcurría el tiempo. Personalmente, y aunque suelo abogar por dejar correr en condiciones severas de agua, creo que hoy no estaba la trazada para la disputa con el mínimo de seguridad imprescindible.
Dicho lo cual, de entre las tres opciones descritas, pienso que es posible que tomaran la peor. La de escurrir el bulto. La de quitarse el muerto de encima (o al menos esconder el cadáver el el armario). Probablemente era la mejor opción para “aplacar técnica y políticamente” a todo el mundillo de los entresijos del Circo… pero de igual modo era la más vergonzante para todo y todos los demás. Entendemos que para la mayoría de los espectadores y demás esto sea considerado poco menos que un timo, y que incluso la mayoría de los pilotos sienta bastante sonrojo con la situación.
Personalmente yo habría preferido correr mañana, como el escenario menos malo entre lo nefasto del asunto. Y de no ser posible, probablemente cancelar el Gran Premio, porque eso de otorgar puntos y podios por “no correr” ni una vuelta… (aunque claro, a ver qué pensaría por ejemplo Russell si se cancela todo). Y es que evidentemente una cosa es decir esto, como opinión más plausible, mientras tecleo en el pc… y otra la toma efectiva de decisiones, con todos los macro-intereses que genera un asunto tal.
En definitiva. Nada sencillo. Todo bastante feo. Ninguna posibilidad de dejar contentos a todos, ni siquiera a la mayoría, y una conclusión, que para bien o para mal, fue la que fue, y que pretende correr un tupido velo a una papeleta peliaguda. Uno de los perfiles, por resumir, menos atractivos del Gran Circo… que hoy no sabemos si fue muy grande…pero sí que fue circo.
Y estos son los resultados provisionales de este polémico Gran Premio de Bélgica de 2021:
