La tarea de intentar resumir lo acontecido hoy en Monza supera las expectativas de cualquier cronista. Hemos vivido una de las mayores locuras e incertidumbre en carrera de la última década, por decir algo, de manera que empezaremos por unos someros párrafos a modo de síntesis, y señalando lo principal ocurrido, para más tarde completar una crónica más aclaratoria y pormenorizada.
Basta enumerar el podio de este increíble Gran Premio de Italia para que se hagan una idea de la envergadura de esta carrera: triunfo para Pierre Gasly y su Alpha Tauri… sí lo han leído bien. Segundo puesto para Carlos Sainz y su McLaren, inconmensurable hoy y al que le faltaron puede que un par de vueltas para tal vez conseguir su primera victoria en Fórmula 1. Y tercero al cajón subió Lance Stroll de Racing Point. Repito, lo hemos escrito bien.
Sólo leyendo lo anterior ya se harán una idea de que no fue una carrera digamos normal. Antes bien, casi milagrosa, como apuntamos en el titular. Y ahora se preguntarán si se desencadenó de repente un aguacero en Monza… o hubo una terrible montonera de colisiones por la parte delantera que dejó a los grandes ogros fuera de combate. Pues tampoco fue eso. No. Evidentemente pasaron infinidad de cosas anormales: varios Safety Car, algunos errores, una bandera roja que detuvo la prueba, y varias sanciones muy claves y puntuales que concluyeron en una situación de carrera tan inusitada, que aun ahora tenemos que mirar dos veces la tabla de resultados finales para creerlo.
La salida fue vibrante, como todo el fin de semana en Monza, y en esa salida se empezó a fraguar mucho de lo que vino luego. O por matizar, en la mala salida de algunos, y en la buena de otros. Horrendo alargó Valtteri Bottas (y esto no es nuevo ya) y tampoco tuvo su día Max Verstappen en la arrancada… Todo lo contrario que los McLaren, dos flechas en los primeros metros italianos.
Sainz adelanta de primeras al Mercedes poniéndose segundo, y Lando Norris lo imitará en la siguiente chicane colocándose tercero. Y no quedan ahí los problemas del finlandés, quien terminará la vuelta también por detrás de Sergio Pérez y Daniel Ricciardo en sexto lugar. Y como decimos, igualmente falló, aunque algo menos, Verstappen, que cae a octavo tras Lance Stroll.
Tras esto, la prueba se normaliza un poco y sigue curso menos sobresaltado, si bien del tercero para atrás la guerra es a la centésima, con los bólidos prácticamente soldados, y donde notamos los inmensos problemas de Ferrari para mantener un ritmo medianamente decente (hoy ninguno llegó a terminar la carrera). Hamilton se escapa como es lógico de Sainz y el el giro 13 ya saca 8 segundos al español. Tras Carlos, que se mantiene excelente en tierra de nadie siendo el mejor tras el ogro, Norris queda a cuatro segundos, y hace un tapón crucial para el madrileño ante los perseguidores, ya pegados todos, Pérez, Ricciardo, Bottas y Verstappen, pero que no pueden adelantar al británico de McLaren.
Poco después vemos el primer descalabro de Maranello cuando Sebastian Vettel tiene que abandonar con fuego saliendo de sus frenos, y llegados sobre la vuelta 20, la mecánica también falla a Kevin Magnussen y su Haas queda parado en mal sitio, por lo que es imperioso sacar el Coche de Seguridad. Y aquí llega otro punto de inflexión en Monza, porque como se puede pensar, muchos aprovechan para dirigirse de inmediato a boxes a realizar su parada nada más salir el Safety, entre ellos Hamilton y Antonio Giovinazzi los primeros… pero lo hicieron tan apresurados, que el pit lane aún estaba cerrado cuando entraron. Esto desencadenó una sanción “Stop&Go” de 10 segundos para ambos.
Mientras se estudia esta penalización, la carrera se relanza, sin embargo, apenas tres giros después (estamos sobre la vuelta 27) llega el segundo golpe para Ferrari, y de facto el mazazo crucial a la carrera, cuando Charles Leclerc pierde el control en la Parabólica y se estrella violentamente contra las protecciones. El monegasco sale indemne, pero hay mucho que arreglar en el trazado y aunque de primeras sale el Safety Car de nuevo, pronto ondearán Bandera Roja y la carrera queda detenida, con los monoplazas en la calle de pit y los pilotos estirando las piernas.
El asunto de demorará por media hora, y cuando se reinicie lo harán desde posiciones de parrilla, en parado, según las posiciones que ocupan en ese momento, que son: Hamilton (1º), Stroll (2º), Gasly (3º), Räikkönen (4º), Giovinazzi (5º), Sainz (6º), Norris (7º), Bottas (8º), Latifi (9º) y Ricciardo (10º). Verstappen era 11º pero sin ritmo y aduciendo problemas en su Red Bull no tardaría en abandonar… Pero cuidado, porque estas eran las posiciones de la resalida, cierto, pero tanto Lewis como Giovinazzi tendrán que cumplir su sanción inmediatamente por lo caerán a últimos nada más salir.
Aparte de ello, Stroll larga muy mal y pierde plaza con Gasly, Kimi e incluso Carlos, y pasadas unas vueltas el español acaba adelantando a Raikkonen, lo que lo posiciona segundo tras Gasly. Rueda a unos cuatro segundos y quedan menos de veinte giros.
A partir de aquí todo fue una caza no apta para cardíacos. Sainz lo cocinó a fuego lento, sin precipitarse, sin cometer errores, sin maltratar gomas. A base de ritmo, solidez y constancia. Y fue limando décima a décima. Todo el mundo veía que iba a llegar al francés… el asunto es si no lo haría demasiado tarde, o si una vez llegado podría pasarlo. Desde el muro de McLaren le avisan de que el resultado es excelente, y de que no arriesgue más de la cuenta si lo ve mal: “Eres segundo Carlos. No cometas errores”. La respuesta de Carlos fue de las que sientan cátedra en la Fórmula 1 (y que seguramente hizo las delicias de los tifosi ferraristas de cara al año que viene) cuando contestó por radio: “...sí, pero quiero esta victoria, Tom”
Y lo cierto es que hubo un poco de todo ello. Llegó, sí, pero quizá un ápice tarde, prácticamente se puso a distancia de DRS en la vuelta final. Es muy probable que un par de giros más le hubieran permitido ganar, porque iba lanzado y nos mantuvo a todos veinte minutos levantados de las butacas con el corazón en la garganta. Pero también es justo reconocer que había un rival, porque aunque no hemos hablado tanto de Gasly, lo merece sin duda como el que más.
El Alpha Tauri no era ni mucho menos un coche inferior en Monza, y el joven francés gestionó como un grande, sin nervios, con control, sin un error… espectacular en verdad. Un hueso durísimo de roer, y que no habría sido nada fácil de superar en cualquier caso. Grandiosa y meritoria su victoria, y aunque nos quede un regusto agridulce por la posibilidad de Sainz, hay que honrar a ambos pilotos y darles todo mérito y reconocimiento por uno de los mayores espectáculos de la la última década, acostumbrados a ver cómo los de siempre arrancan, conducen, y ganan sin sorpresas ni oposición… Y termino: Gracias y hasta siempre, WILLIAMS.
Y estos fueron los resultados y posiciones provisionales de este increíble Gran Premio de Italia de 2020:
