Habían pasado la friolera de nueve años, casi dos lustros, desde que un tal Fernando Alonso llevara la victoria a casa para Ferrari en el mítico Monza, ante su gente, en lo que es su máxima religión… hoy un recién llegado a la Scuderia, Charles Leclerc, ha repetido el triunfo logrado hace una semana en tierras belgas para hacerlo. Pueden imaginar el éxtasis desatado en el trazado italiano entre todos los tifosi de Maranello al acabar la prueba. Hacía tiempo que no se recordaba tal locura, si exceptuamos, como ejemplo parecido, la espectacular y apasionada reacción que provocó el año pasado la Pole Position de Kimi Räikkönen cuando militaba en Ferrari (teniendo en cuenta que “sólo” era una sesión calificatoria).
Y el caso es que realmente la carrera pudo haber sido preciosa, incluso espectacular, pues tenía todos los ingredientes. Y hay que decir que no pasó de interesante, con bastantes pifias, algún conato de emoción, momentos puntuales de tensión, pero una carrera bastante caracterizada por la “contención” en gran parte. Una lástima para el espectáculo perdido, pues como decimos, tenía ingredientes para que si los protagonistas tiran la casa por la ventana, podía haber sido un puro show por la victoria.
Dicho esto, que no parezca demérito hacia Leclerc, pues ha sido probablemente la mejor carrera al completo de su trayectoria. Mejor a nuestro juicio que la de hace una semana en Spa-Francorchamps. El monegasco ha estado sobresaliente, terriblemente sólido, sabiendo sufrir cuando ha tocado, y manteniendo un ritmo constante (y en eso se ha fraguado su victoria) lo suficientemente rápido y mantenido, sin apenas errores (casi nadie se ha librado de algún sobresalto) como para terminar en lo más alto.
Quizá sí deberíamos pedir hoy ese plus que hemos echado en falta a sus rivales. A Lewis Hamilton en especial, que lo tuvo al alcance de su mano durante incontables vueltas, pero que finalmente terminó tercero. Estoy bastante seguro de que si su mundial dependiera de estas carreras, otro gallo podría habernos cantado… pero claro eso es otro tema. Puede que también le faltara un pelo de chispa final a Valtteri Bottas, segundo de carrera, pero igualmente tampoco vamos a cargar sobre los hombros del finlandés tareas que tal vez correspondan mayormente a otros, como ya hemos mencionado a Hamilton… o a Sebastian Vettel (pero este hoy es caso aparte, que ya desarrollaremos más adelante, pero que en este resumen inicial simplemente subtitularemos con aquella frase “¿quo vadis, Seb?”… En todo caso, como decíamos, notable carrera de Bottas, haciendo su trabajo a la perfección.
Y concluimos nuestra sinopsis inicial apuntando la mala fortuna en Italia para nuestro Carlos Sainz, quien pudo haber hecho otro gran resultado visto como se estaba quedando en Gran Premio, pero que se vio obligado a abandonar tristemente.
La salida estuvo muy disputada. Leclerc aguantó bien, pero hubo guerra entre los dos Mercedes llegando incluso a estar a punto de pasar Valtteri a su compañero, si bien Lewis consigue salir del lance conservando la segunda plaza. Por su parte, Vettel es adelantado por Nico Hülkenberg que realiza una gran arrancada, aunque igualmente el alemán recuperaría esa cuarta posición sin tardar mucho. Daniel Ricciardo es sexto y Sainz cae a octavo ante Lance Stroll. En la zona de trasera, Max Verstappen tiene problemas al llegar a la frenada entre el meollo de cola y tiene incluso que salir de pista esquivando, lo que le acarreará tener que entrar a boxes a cambiar su bigotera.
En el tercer giro, Carlos y Alexander Albon se las tienen más que tiesas cuando el Red Bull lo rebasa y el de McLaren se la devuelve defendiendo en maniobras casi al límite. Y poco después vemos cómo Ricciardo rebasa a su compañero Hulkenberg en una gran acción. Pero llegamos a la sexta vuelta, y entonces Sebastian vuelve a hacer “una de las suyas”.
El teutón, sólo y sin presión, comete uno de esos errores groseros en los que incomprensiblemente, y tan a menudo últimamente, cae de manera sorprendente: trompea inocentemente como un novato y queda parado en un margen… hasta aquí ya es malo el asunto. Pero peor es que intenta volver a pista sin mirar, atenazado por las prisas y sin atender a un mínimo de respeto y seguridad. Y en su reingreso, topa contra Stroll que pasaba por allí sin esperar en absoluto tan desquiciada maniobra.
El canadiense sale a duras penas del lance, tocado y bastante descontrolado, saliéndose de pista también con su Racing Point, y reincorporándose igual de mal que Sebastian, hasta el punto que Pierre Gasly, otro que venía correctamente por su sitio, se ve obligado a esquivarlo de un brusco volantazo hacia fuera del trazado, hasta tal punto que el francés a poco se empotra contra el muro.
Tremendo y terrible cúmulo de despropósitos, en todo caso motivados por un descentrado Sebastian al que como decimos seguimos viendo inusitadamente desquiciado en estas acciones. Como superado cuando lo más mínimo se le tuerce, sin sangre fría e incapaz de encauzar positivamente la presión. Teniendo coche para, como mínimo, luchar por el podio si es que no puede con Charles, vuelve a caer a cola de pelotón, y a punto de provocar un desastre en pista. Un corredor de su supuesto calibre se puede permitir, muy de vez en cuando, una falta de concentración o una pifia tan mayúscula (todos son humanos), pero lo dicho, muy puntualmente… nunca cada pocas carreras. De aquí al final, Vettel anduvo arrastrándose por Monza sin pena ni gloria en posiciones atrasadas y anodinas. Barruntamos que lleva ya mucho tiempo salvándose por su nombre…pero cuidado Seb, nada es eterno, y la sensación es de que ayer… “cruzaste el Rubicón”, puede que ya hayas gastado tu último colchón de margen en Monza.
Y estos fueron los resultados, tiempos y posiciones finales de este Gran Premio de Italia de 2019: