Lewis Hamilton fulminó la temporada con otra victoria relativamente controlada, sin dejar como decíamos el sábado ni las migajas a sus rivales. El británico completaba así uno de sus mejores años, poniendo el acento y la excelencia, aparte de en la carreras, en las sesiones clasificatorias, donde ha dado un verdadero recital.
Intentó disputarle esta vez con más ahínco el triunfo Sebastian Vettel, aunque en realidad nunca se notó en pista que el líder pudiera flaquear hasta el punto de ceder la cabeza, por lo que el alemán, subcampeón este 2018, se conformó con terminar segundo.
Y tercero al podio de Yas Marina subió Max Verstappen, quien acorde con su último tercio de campaña gestionó bastante bien sus opciones y estuvo sólido, centrado y ambicioso toda la carrera.
La prueba en sí, que resultó bastante más atractiva de lo esperado, tuvo sobre todo dos puntos álgidos. Uno tras la salida con el accidente de Nico Hülkenberg. Su Renault y el Haas de Romain Grosjean se tocaban rueda con rueda en una variante, y aunque el francés proseguía indemne, el alemán salía volando, aparatosamente, para terminar volcado contra las protecciones.
El incidente fue visualmente espectacular, aunque gracias a las eficientes medidas de seguridad, el piloto pudo salir sin daño alguno del monoplaza, pese a lo delicado de la situación y el fuerte topetazo. Solo por apuntar, reflejar una de las desventajas del Halo, ya que el corredor, estando volcado, era incapaz de salir él mismo del cockpit, y hubo de esperar a que los operarios dieran la vuelta al carro para poder apearse… apunte a tener en cuenta de cara a posibles situaciones futuras en las que la cosa sea más grave (incendio, urgencias varias, etc.).
El otro punto de inflexión vendría pocas vueltas después. El Safety Car provocado por el accidente mencionado no tardó en retirarse, y cuando todo regresó a la normalidad y la carrera ya se iba estabilizando, el Ferrari de Kimi Räikkönen fenecía literalmente en la misma línea de meta. Triste final de campaña, y de andadura con el Cavallino Rampante, para este gran piloto.
La situación hizo que se desplegase el Virtual Safety Car, y en ese momento se decidió gran parte de la carrera, ya que en Mercedes, haciendo despliegue de una gran gestión estratégica, echaron mano de todo lo que sus ordenadores y predicciones les decían, y mandaron parar, muy prematuramente al líder, Hamilton.
Fue un poco osado, siendo los dominadores con todo controlado, y de hecho fue de los pocos que lo hicieron, pero con este pit stop bajo “VSC”, se ahorraba alrededor de unos seis segundos en su parada.
Cuando regresó a pista, hubo cierta duda (sobre todo por parte del propio Lewis) viendo que caía algo atrás, sobre si habían hecho bien o no se habrían precipitado, pero desde el muro le pidieron calma, que controlara desgaste de gomas, ya que ahora tenía que llegar hasta el final, y que confiara en la decisión de sus ingenieros.
Y al final, con el paso de vueltas, se vio que el tiempo daba la razón a las mentes pensantes de Toto Wolff, pues cuando sus rivales pararon, el británico ya quedó afianzado de líder, de nuevo, y esta vez con un mayor colchón que el que llevaba… más o menos la diferencia de segundos (a mayores) que se había ahorrado entrando a boxes bajo Virtual Safety Car.
De ahí al final poco más tuvo que hacer que controlar y gestionar sus neumáticos y su ventaja, y aunque Vettel le apretó al final, acercándose mucho, todo estaba bajo la batuta del pentacampeón, que de haberlo necesitado, probablemente tenía aún un 10 o un 20% más de rendimiento guardado bajo la manga.
Daniel Ricciardo también puso un poco de salsa a la cita, con otra soberbia actuación, yendo a la contra de los demás, con un primer stint larguísimo, para tener luego uno final muy corto y rápido, y nos deparó muy buenas y bellas maniobras.
Pero si hablamos de actuación sobresaliente, hay que destacar a Carlos Sainz. Una de sus mejores carreras en Fórmula 1, con un ritmo espectacular… repetimos: espectacular. De inicio a fin, y con una estrategia bastante parecida a la de Ricciardo, rodó de continuo más en tiempos de cabeza de carrera (es decir de los intocables, muy por encima de las posibilidades de su coche), que del grupo en que debería encuadrarse su Renault, entre Haas, Force India y demás.
El madrileño finalizó sexto de ley, y sin dar a ninguno de sus rivales naturales la opción de disputarle lo más mínimo. Era lo máximo que se le podía pedir, puesto que intentar disputarle la plaza al Mercedes de Valtteri Bottas no entra dentro de la lógica pensable. Extraordinario colofón de Carlos con la escuadra francesa, que veremos si no lo echa en falta en el futuro.
Y al que sin duda sí se le va a añorar, será al otro Gran Campeón (así, con mayúsculas) que se despedía de la categoría tras casi dos décadas. Fernando Alonso estuvo al borde de entrar en los puntos con el McLaren (algo bastante impensable), pero realmente, y aunque hubiera estado bien como colofón, eso era lo de menos.
Lo importante ya está hecho, y firmado y sellado a fuego… La secuencia tras la llegada a meta, en la vuelta de honores, en la que los dos “gerifaltes” actuales de la categoría, Lewis Hamilton y Sebastian Vettel, con cuatro y cinco Mundiales respectivamente, escoltaron al español poniéndose los dos en paralelo, uno a cada lado del McLaren de Alonso… eso lo dice todo del respeto y de lo que Fernando es y ha sido en el Gran Circo. Por si acaso, sólo te decimos… ¡¡¡hasta luego, Campeón!!!
Y estos fueron los resultados finales de este último Gran Premio de Abu Dabi de 2018:
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