El titular puede parecer grandilocuente, o sonar en exceso exagerado, pero les aseguramos que es lo que se ha vivido o sentido hoy en el histórico anillo de Monza: casi una experiencia religiosa. Porque apenas unos brevísimos segundos antes se había hecho con la Pole Position provisional Sebastian Vettel, arrebatándosela a un extraordinario Lewis Hamilton… y la reacción del público fue un salto de inmesa alegría.
Pero cuando cruzó la línea el segundo Ferrari de Kimi Räikkönen… les puedo asegurar que pocas veces habrá exteriorizado la grada una exacerbación tal. Una reacción que casi trascendió los límites naturales en un deporte, acercándolo más a algo rayano a la mística de la fe. Y el caso es que no fue para menos. Lo conseguido hoy por el piloto finlandés pasará a los anales de lo legendario…por el momento, por las circunstancias, por la dificultad, por los rivales, por el contexto. Por todo. Cuando el piloto se bajó del monoplaza en la recta de meta para la inmediata entrevista televisiva, podemos afirmar que incluso el «hombre de hielo» se sitió abrumado y mostró hasta un atisbo de inusitada emotividad ante la ovación que recibió, en un aplauso que no cesaba al estilo de otros espectáculos tan dispares de esto como pudiera ser aquella mítica actuación de Luciano Pavarotti en la Scala de Milán. Sobrecogedor.
Así pues, Vettel, que no obstante estuvo brillante se tuvo que conformar con la segunda plaza de parrilla, mientras que tercero saldrá Hamilton, quien estuvo a punto de realizar una auténtica proeza, ya que sustraer hoy la Pole a los Ferrari era algo quimérico para un mortal, y aún así los tuvo un tiempo contra las cuerdas y no le faltó tanto.
Por parte de los españoles, Carlos Sainz volvió a hacer otra demostración de que los sábados es velocísimo, colocando su Renault en una tremenda séptima posición, a la espera de que mañana nada se le tuerza y veamos relucir todo su talento, mientras que Fernando Alonso largará desde la 13ª plaza en una pista que le será dura a su McLaren.
En la primera ronda no vemos de inicio nada muy diferente de lo que venimos observando en tierras italianas desde el viernes. Los Ferrari superiores a los demás con medio segundo de margen, seguidos de ambos Mercedes, Max Verstappen y Esteban Ocon, a falta de Daniel Ricciardo que tarda muchísimo en salir.
Cuando el australiano lo hace se coloca entre los Mercedes. Mientras, por detrás sufren los Toro Rosso junto a los acostumbrados Williams, además de otros pilotos como Stoffel Vandoorne, Marcus Ericsson o Nico Hülkenberg.
Pero en una vuelta final de locura, en la que muchos de estos mejoran, se quedan fuera de juego algunos actores inesperados, y así caerán junto a Vandoorne, Brendon Hartley y Ericsson, el otro Sauber de Charles Leclerc y el Force India de Sergio Pérez.
Una vez en la segunda ronda, seguimos con la misma tónica respecto a la parte delantera, hasta llegar a los puestos del séptimo hacia atrás, donde los tiempos son ya más ajustados entre ellos. Y especialmente desde el décimo en adelante, última plaza con premio de pase. En esa zona los cronos se igualan muchísimo.
Los dos Williams, de las pocas veces que han pasado la Q1 este año, pululan por ese territorio peligroso junto a Alonso, Pierre Gasly y los amarillos de Renault, ya que parece que los Haas tienen un puntito más de rendimiento, al igual que Ocon.
Todos ellos necesitan echar el resto si no quieren quedar apeados, aunque el peor parado sin duda en estos asuntos es Ricciardo, quien sabe aceptar con resignación su eliminación prematura ya que debido a las plazas de sanción que acumula tras sus cambios de piezas, decide no malgastar motor y ni sale a marcar crono. Junto a él se quedan fuera finalmente Hulkenberg, Fernando, Sergey Sirotkin y Kevin Magnussen.
La ronda final parece que va a tener poca emoción, ya que si exceptuamos las pequeñas sorpresas de contar entre los diez más rápidos con Gasly y sobre todo con Lance Stroll, da la sensación de que esta vez Hamilton va a tener menos oportunidades de meter mano a los bólidos de Maranello.
Pero Lewis es un superclase, y aunque Kimi está mandando al superar por unas centésimas a Sebastian en los primeros intentos, Hamilton no ha dicho su última palabra y sorprende a todos estableciendo un record de pista y dejando a Monza en silencio con la Pole momentánea de su Mercedes. Tras él los rojos, Valtteri Bottas, Verstappen y un brillante Sainz.
Cuando solo faltan dos minutos, se lanzan todos a la definitiva. Las espadas están en todo lo alto en el trío de cabeza, ¿será capaz Hamilton de lograrlo? Y el inglés es brutal en su crono, rebajándolo de nuevo (es de ponerse de pie ante ese esfuerzo), pero los Ferrari son hoy muy superiores, y justo detrás completa su vuelta Vettel que apretando con todas sus fuerzas logra bajar ese tiempo por apenas 14 milésimas ante la alegría de los asistentes.
No parecía caber más emoción… pero entonces sucedió una de esas cosas que ocurren a veces… una de esas situaciones donde las circunstancias se alinean para concurrir en un momento mágico… y cuando todo parecía terminado apareció Raikkonen, a lomos de una montura apocalíptica para hacer algo inhumano.
Ese registro entrará de lleno y por mérito en los anales, y en el campo de lo épico… el circuito más longevo de la historia acaba de presenciar la vuelta más rápida en la historia de la F1… y Monza estalla en una ovación ensordecedora, sobrecogedora, de las que hacen que un escalofrío te recorra la espalda… de las que se dan muy pocas veces en la vida.
Y estos fueron los tiempos, posiciones y resultados de esta Sesión Clasificatoria del Gran Premio de Italia de 2018:
