Era un secreto a voces pero tras la victoria del asturiano en Le Mans, el público empieza a concienciarse ante la altísima probabilidad de que Fernando Alonso no pilote en Fórmula 1 la próxima campaña para intentar el asalto al campeonato de Indycar junto al de resistencia del cual ya es líder junto a Sebastian Buemi y Kazuki Nakajima. Para muchos que se engancharon a este deporte siguiendo la estela y triunfos del asturiano, supone un varapalo muy duro, pero deben animarse pensando que de esta manera Alonso puede optar a la victoria en las 500 millas de Indianápolis logrando la ansiada triple corona.
La Fórmula 1 perdería uno de sus principales baluartes a nivel competitivo y mediático pero sobrevivirá ya que desperdiciar el talento del asturiano en un monoplaza que no le permita explotar sus cualidades ahora mismo no representa un factor de peso en un campeonato tan diverso y globalizado. El contrato de Alonso con McLaren seguiría en vigor así que puede permitirse seguir disputando la Indycar y el Mundial de resistencia sin que ello afecte a las sinergias de Kimoa con la escudería de Woking ni al hecho de que Lando Norris le sustituya al volante del MCL34 en 2019.
La ausencia de asientos de postín en el Mundial de 2019 es el factor definitivo que empujaría al asturiano a pasar al menos un año lejos de la Fórmula 1. En Ferrari parece que Leclerc sustituirá a Raikkonen en Ferrari mientras Ricciardo se debate entre renovar con Red Bull-Honda o dar el salto a Mercedes. Por otra parte, Red Bull podría repescar a Sainz para cubrir la baja de Ricciardo, mientras Renault ha tanteado a Vandoorne para cubrir la baja del madrileño. En McLaren, Norris -pretendido por Toro Rosso- acompañaría a Vandoorne. En definitiva, un panorama desolador donde los únicos volantes de privilegio parecen copados, dejando a Alonso ante una nueva campaña en McLaren-Renault, donde vistos los últimos problemas de personal que se han filtrado desde Woking, las cosas no pintan bien en el futuro inmediato.
