La escudería inglesa afronta una batalla contra el reloj para poder enviar sus monoplazas a Austin el próximo sabado y disputar el Gran Premio de Estados Unidos la semana siguiente. El principal escollo ha sido la falta de acuerdo entre los nuevos dueños de la escudería y los administradores nombrados por el ‘antiguo’ propietario del equipo Tony Fernandes, quienes han cerrado la fábrica de Leafield a cal y canto impidiendo la entrada al personal de la misma.

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Los problemas de Colin Kolles con Tony Fernandes

Aunque la venta de la escudería se había producido el pasado mes de marzo al grupo de inversores Engavest, quien delegó en Colin Kolles la dirección del equipo, por lo visto Tony Fernandes no ha transferido aún la titularidad de las acciones correspondientes a la misma, por lo cual los nuevos dueños se han visto obligados a inyectar dinero en un equipo que carecía de fondos para correr el Gran Premio de Gran Bretaña y que ha logrado sobrevivir hasta la carrera de Sochi.

Hartos de la lentitud en la transferencia de las acciones, tanto Colin Kolles como los inversores a los que representa han dicho basta, acusando a Fernandes de no cumplir su parte del trato, mientras el empresario malayo replica que aún no ha recibido el total del dinero estipulado en la venta del equipo.

Entre cruce de acusaciones y comunicados de prensa altisonantes, la situación es que el equipo sigue siendo propiedad de Tony Fernandes y los nuevos dueños se desentienden de las deudas originadas hasta el momento y que habían provocado antes de la carrera de Suzuka el embargo de uno de los proveedores del equipo, parte del grupo Caterham y cuyos contratos habían sido transferidos a la empresa 1MRT para evitar problemas legales.

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¿Quién es el verdadero culpable?

Sin embargo, las contradicciones del anterior dueño, que hace tres semanas dejaba ver que ya no tenía nada que ver con el equipo pero que ahora ha nombrado a un bufete de abogados de Londres (Smith & Williamson) administradores únicos de Caterham Sports Limited, han desencadenado el cierre de la factoría que podría abocar al equipo a su desaparición si no logran justificar su ausencia en Austin por ‘fuerza mayor’. La ausencia de Caterham en el Gran Premio de Estados Unidos acarrearía la pérdida de los derechos comerciales de la escudería, devaluando sobremanera  el valor del equipo y colocándole en una situación muy delicada que podría poner en peligro su participación en el mundial del año que viene.

Por un lado, la desidia, desinformación y deudas contraídas con los acreedores hacen parecer a Tony Fernandes como culpable de la situación que atraviesa Caterham, sin embargo los actuales dueños han debido incumplir ciertos pagos para que Smith & Williamson hayan tomado cartas en el asunto. Dichos retrasos en los pagos habrían provocado también la salida de la escudería del anterior director Christijan Albers, quien tras sólo nueve semanas en el cargo dejó su lugar a Manfredi Ravetto quien dirigía Caterham bajo la batuta de Colin Kolles como ya hicieran en HRT hace cuatro temporadas.

Ahora, con Ravetto apartado del equipo y el plantón de Engavest, la falta de acuerdo entre 1MRT y los administradores nombrados por Fernandes tiene un plazo límite de 48 horas para desbloquear la situación o todo podría venirse abajo definitivamente. Para acentuar aún más las sombrías perspectivas de la escuadra inglesa, Bernie Ecclestone ha apuntillado que prefiere que Caterham «desaparezca antes de que estén pidiendo limosna por el paddock» no sin añadir que «no sé quien es el dueño del equipo ni me importa; ellos dirán lo que les convenga». Por desgracia, Caterham tiene fecha de caducidad y si nada lo remedia podrían ser sólo veinte monoplazas que corran en Austin.

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