Si en el 2014 veremos una nueva generación de monoplazas de F1 con motores V6 turbo más eficientes, el accidente de la primera curva del GP de Bélgica ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de contar ya en esa temporada con protecciones para el piloto.
Estos últimos años hemos tenido suerte con varios accidentes que podrían haber causado heridas muy graves a los pilotos por estar expuestos en un habitáculo abierto. Tuvimos otro caso el domingo. Sin duda ésta es la mayor debilidad en la seguridad de los pilotos con los actuales F1. La terrible imagen subjetiva desde el coche de Fernando Alonso, viendo al Lotus de Grosjean volando por encima de su chasis a menos de un metro de su cabeza ha asustado a todos y ha redoblado los esfuerzos que ya se venían realizando para encontrar una solución al problema.
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El trabajo en este sentido comenzó después de los accidentes de Felipe Massa y Henry Surtees en la F2 en 2009, ambos golpeados en la cabeza por objetos, siendo fatal en el caso de Surtees. Desde entonces la FIA y el Grupo de Trabajo Técnico de la F1 ha estudiado dos opciones: cúpulas de policarbonato transparentes como las de los aviones de combate, o una estructura de barras. Las cúpulas se han descartado por visibilidad (se ensucian), con lo que una estructura de barras es la opción en la que se trabaja para que sigan teniendo un habitáculo abierto. El problema es restar la menor visibilidad posible al piloto con una estructura de este tipo delante suyo.
La intención es la de incorporar este sistema en la nueva generación de coches que llegarán en 2014 e ir incorporándolo en las categorías inferiores como ha sucedido con el HANS. Ya hemos tentado demasiado a la suerte…
