Al parecer, el propietario de la marca Red Bull, Dietrich Mateschitz, no se había dado por satisfecho sólo con la adquisición del equipo Jaguar Racing el año anterior (2004) para convertirlo en Red Bull Racing, pues a finales de 2005 completa la segunda parte de su plan estratégico en el desembarco de la Fórmula 1, con la compra de la histórica escuadra Minardi, entonces propiedad de Paul Stodart y en bajos momentos. El equipo es renombrado como Scuderia Toro Rosso, y a partir de entonces será inscrito para el siguiente Mundial con nacionalidad italiana, manteniendo la sede y estructura en las también heredadas instalaciones de Faenza.
La operación pretende, y de hecho consigue, ser una especie de equipo filial de la casa madre, Red Bull Racing, que sirva como apoyo y complemento a éste, además de incidir en la formación de jóvenes pilotos con la intención de darles en pista, y dentro de la misma competición, la experiencia y programa necesario que les facilite el posible salto al “primer equipo”. Al frente del proyecto inicial sitúan al ex piloto Gerhard Berger, que viene de desempeñar su experiencia en labores directivas en el equipo BMW, y que toma los mandos en Febrero de 2006, justo antes de iniciar su primera andadura en un Mundial de F1, administrando el equipo hasta acabar la Temporada 2008.
Para ese debut de 2006 se elige como suministrador de neumáticos a Michelin, y como propulsor la motorización V10 de Cosworth (con la pertinente limitación de revoluciones reglamentada), y el chasis usado por su equipo madre (Red Bull) durante el año anterior, con ligeras modificaciones, en un monoplaza que se denominará STR1. El italiano Vitantonio Liuzzi y el norteamericano Scott Speed son los pilotos designados para manejarlo. En su primera temporada de instalación, aunque sufren bastantes abandonos y el año es complicado, tampoco es desastroso, rondando varias veces las posiciones de puntos…hasta que en el Gran Premio de Estados Unidos Liuzzi logra arrancar un punto, que les vale para finalizar novenos entre los Constructores.
El año 2007 se producen varios cambios. El contrato que Red Bull tenía con Ferrari como suministrador de motores es transferido a Toro Rosso, que además usará el mismo chasis que montarán sus hermanos mayores, con las lógicas adaptaciones necesarias para ese propulsor de Maranello. Siguen los mismos pilotos, aunque llegados al GP de Hungría, un joven Sebastian Vettel reemplaza a Speed por bajo rendimiento del americano.
La temporada es dura también en cuanto a resultados, con una fiabilidad horrorosa que se traduce en numerosos abandonos, pero consiguen algún ramalazo de actuaciones meritorias, hasta que llegan a China, donde completan un Gran Premio excepcional, con Vettel terminando cuarto, y Liuzzi quinto, lo que les deja un excelente botín de 8 puntos totales que les auparían a la 7ª plaza final en el Mundial de Constructores.
2008 comienza con la confirmación, ya avisada, de Sebastien Bourdais en sustitución de Liuzzi. Y pronto se advierte un notable salto de prestaciones en el monoplaza y en el equipo, ya asentado en su tercer año en la categoría.
Bourdais puntúa ya en Australia, mientras que Vettel brilla en Mónaco y Canadá. Pero es en la segunda mitad de campeonato cuando Toro Rosso se destapa definitivamente, completando los dos coches un enorme GP de Bélgica (5º y 7º) y llegando a Monza para eclosionar del todo, logrando Sebastian Vettel la primera Pole Position en la historia del equipo, seguida de una victoria impecable por delante de todos los históricos ogros de la F1, aderezada con un gran 4º puesto de Bourdais.
Para rematar, el virtuoso alemán vuelve a sumar una 5ª posición en Singapur y una 4ª en Brasil. El equipo finaliza en sexta posición en Constructores con 39 puntos (por delante incluso de Red Bull), y a partir de ahora empieza a considerársele muy en serio en la parrilla, subiendo mucho la cotización de sus volantes.
Para la Temporada 2009 los principales cambios de personal se centran en Franz Tost, que se hace con las riendas directivas del equipo, y en la marcha de Vettel. Las actuaciones con un coche “menor” del talentoso teutón no han pasado desapercibidas, y es ascendido a piloto oficial del equipo madre, Red Bull Racing. En su lugar, Sebastien Buemi es el contratado para sentarse a los mandos del Toro Rosso.
Deportivamente hablando, el año es un paso atrás para la escuadra, pues a pesar de las expectativas y de un inicio decente puntuando cuatro veces en las seis primeras citas, esa inercia positiva se detiene en seco, con innumerables fallos y abandonos, que se traducen en la sustitución de Bourdais por el joven español Jaime Alguersuari (piloto del programa de formación de Red Bull). Sólo en las dos últimas pruebas del año consigue puntuar Buemi, aunque no es suficiente para sacarlos del farolillo rojo de la clasificación final de equipos, con 8 puntos totales.
El año 2010, ante la nueva reglamentación que prohíbe la transferencia de chasis de un equipo a otro, ya no podrán usar los diseños de Red Bull, por lo que el STR5 será el primer monoplaza que Toro Rosso construye “de verdad” en Faenza. Siguen ambos pilotos y en principio las expectativas los sitúan como pujantes a los últimos puntos, en la zona media de la parrilla.
No obstante, el bólido no da para muchos alardes, y aunque consiguen rascar algún resultado en cinco carreras durante la primera mitad, el estancamiento posterior es evidente. Muy lejos casi siempre de la zona de opciones, sólo consiguen superar en la tabla a las tres escuadras de nueva creación, sumando 13 puntos finales para acabar novenos.
El equipo mantiene la misma apuesta para la Temporada 2011, y poco a poco se vislumbra cierto resurgimiento. Las diversas evoluciones a lo largo del año parecen haber sido bien encaminadas, y la escudería da muestras de una solidez que se daba por perdida en ejercicios pasados. Puntúan con cierta regularidad y sus números adquieren tintes menos dramáticos, incluso ilusionantes en determinadas citas. Acaban incluso por delante de una histórica Williams (en horas muy bajas), acumulando 41 puntos, casi cuatro veces más que el año anterior, para auparse hasta la octava plaza de equipos.
La Temporada siguiente, 2012, se produce un revolucionario cambio en los pilotos, prescindiendo de buenas a primeras de sus dos titulares para contratar a Daniel Ricciardo y a Jean Eric Vergne, dos jóvenes promesas. Los inicios no son malos, logrando sumar en las dos primeras citas, pero los altibajos perseguirán y serán la tónica para los de Faenza. En la parte final consiguen cierto asentamiento, que aunque sin relumbrón, les da para puntuar de manera más regular y conseguir 26 puntos finales. Terminan de nuevo novenos sólo por delante de los tres equipos tradicionalmente de cola.
Para 2013 mantienen a Ricciardo y Vergne, y con el importante fichaje de James Key como Director Técnico intentan dar definitivamente un salto cualitativo en la parrilla, cada día más competitiva. Toro Rosso produce un coche sólido pero no espectacular, y Vergne y Ricciardo consiguen llevar al STR8 a la zona de puntos en un puñado de ocasiones, destacando la excelente sexta posición del francés en Canadá y las séptimas posiciones del australiano en China e Italia.
Para el 2014 Ricciardo es el afortunado elegido para sustituir a Mark Webber en Red Bull Racing, siendo sustituido por el joven Daniil Kvyat. Con el paso de los motores Ferrari a Renault, y aunque el STR10 es lo suficientemente rápido para entrar regularmente Q3, su ritmo de calificación rara vez se traduce en puntos, con un sexto lugar en Singapur como el mejor resultado del equipo en el camino a la séptimo en la clasificación de constructores. En 2015 entrenan una alineación de pilotos totalmente nueva y joven con el neerlandés Max Verstappen y el español Carlos Sainz, ambos pertenencientes al programa junior de Red Bull.
