El que les escribe conoce de largo a su padre, Jos, un gran piloto al que las circunstancias privaron de brillar con mayor intensidad en la F1. En las últimas décadas, por no aburrirles remontando mucho en la historia, he vivido el ascenso de súper clases como Michael Schumacher, Fernando Alonso, Lewis Hamilton o Sebastian Vettel… no son palabras menores.
Y desde hace un par de años, llevo manifestando por aquí, y otros sitios, que desde aquella fatídica curva Tamburello en Imola hace ya 22 años que nos arrancó de cuajo a cierto astro brasileño, probablemente no había visto, o tenido la sensación de encontrarme de frente con un talento natural equiparable a aquel. Hasta que apareció este chaval, este imberbe holandés, este adolescente con cara de lo que es, apenas un crío, con pinta a veces de travieso, otras de inmaduro, otras de rebelde. Como cualquier chico de su edad… Hasta que apareció este chico. Este hombre. Este piloto con mayúsculas al que los dioses de la velocidad han bendecido con la genialidad sólo reservada para los de su condición… seres casi sobrenaturales. Se llamaba Max Verstappen, hijo de Jos “The Boss”.
Por eso me complace interiormente sobremanera poderles relatar esta su primera victoria. Una victoria con todos los tintes épicos que no podían faltar: accidentes, abandonos, imprevistos, lucha, táctica, aguante, emoción. De todo ello hubo dosis en Montmeló. Y sobre todo ello se impuso esta criatura. Este animal, depredador de la velocidad. Es sabido que hay personas nacidas para la gloria, y que a menudo, se distinguen a los caballos en la línea de salida. Bien, pues este pura sangre no engañó a nadie. Hoy el Gran Premio de España confirmó lo que veníamos avisando: que ha “nacido una estrella”… y esta tiene toda la pinta de que ha llegado para quedarse.
Lo cierto es que aparte de esto, si atendemos fríamente al desarrollo de la prueba barcelonesa, aparte la pifia de los Mercedes, tal vez lo más acertado sería decir que la carrera se le escapó estratégicamente a Ferrari. A Vettel, en este caso. Es probable que hubiese vencido de haber seguido la táctica de su compañero o del propio Max. Pero así son los GP´s. Y esto no resta un ápice de merito al triunfo del joven de Red Bull, recordemos, en su primera toma de contacto…de fuego real, con ese monoplaza.
Al final, tras un exultante Verstappen cruzaba la bandera ajedrezada Kimi Räikkönen en segundo lugar, tras presionar durante un montón de vueltas al holandés de Red Bull, que supo mantenerlo a raya. Mientras que el otro Ferrari de Sebastian tenía que conformarse con el tercer peldaño del cajón.
Monumental carrera también la de Carlos Sainz en Montmeló con su Toro Rosso, al que supo manejar extraordinariamente desde la misma salida (la mejor de largo en Barcelona), hasta el banderazo, que cruzó en sexta posición. Menos fortuna tuvo el otro español, al fallecer el McLaren de Alonso ya bien madura la prueba, cuando todo indicaba que terminaría en los puntos.
El Gran Premio comenzó con unos increíbles primeros metros, en los que Nico Rosberg larga mejor y rebasa a Hamilton, mientras que Ricciardo mantiene la tercera posición, al contrario que Verstappen, quien es superado por Vettel. Pero tras la primera curva el holandés se rehace recuperando la plaza de podio. Y acto seguido llegó la hecatombe. Lewis rueda más fuerte que Nico y se pega a su zaga, sale de su aspiración por el interior para intentar adelantar en la próxima curva, pero Rosberg hace una maniobra algo forzada, cerrando en exceso y obligando a su compañero a salirse al césped interior si no quiere chocar… el inglés lo hace, pero van a gran velocidad, y su Mercedes, perdido de repente todo apoyo aerodinámico, es un misil incontrolable, que sigue adelante medio derrapando, hasta impactar con el bólido de Nico.
El lance es extraño. Da la sensación de que es más culpable Rosberg que Lewis, aunque sin estar en la piel de los dos protagonistas, siempre es difícil interpretar hasta que punto cierra en exceso el alemán, o se tira en demasía el británico. En cualquier caso, inusitadamente, los dos Mercedes están fuera de carrera tras apenas tres curvas… (situación nada desfavorable para Rosberg, en todo caso).
Según vemos todo esto, Sainz, cuya arrancada ha sido fulgurante, ha dado sendos hachazos a los dos Ferrari, pasando a Kimi primero, y acto seguido calzándose a Sebastian para situarse ya cuarto de carrera justo antes del choque.
Todo lo narrado entre los coches de la estrella de tres puntas ha provocado sin remisión el ingreso del Safety Car, que cuando ordena corredores y pista, y se retira, deja al pelotón comandado por Ricciardo, seguido de Verstappen, Carlos, Vettel, Raikkonen, Valtteri Bottas, Sergio Pérez, Jenson Button (buena salida) y Alonso.
Algo más calmada la cosa, tras siete giros, Sebastian ataca a Sainz, y el de Toro Rosso se defiende y aguanta en primera instancia. Aun así, una vuelta después, en la larga recta de meta, el Ferrari hace valer su superioridad y adelanta por punta. Tras ello será turno para los ataques de Kimi, que también viene pegado y muy rápido. El madrileño vuelve a desplegar una brava defensa con uñas y dientes, pero igualmente, de nuevo al llegar a la recta, no puede contener al finlandés.
Dos giros después comienzan las primeras paradas, y entran Carlos, el líder Ricciardo y Alonso. Una vuelta más tarde lo harán Verstappen y Kimi, dejando a Vettel al frente hasta que entra en la 15. Tras ello, todo en la cabeza vuelve a su sitio, con Daniel primero dos segundos sobre su nuevo compañero, quien a su vez tiene tres sobre Vettel y este otros tres sobre Kimi. Luego ruedan Bottas, Sainz, Pérez, Button, Fernando y Felipe Massa, que por cierto está realizando una soberbia actuación desde la cola.
Ahora el más rápido es Sebastian. Los cuatro de cabeza son claramente los más veloces en pista, pero la pauta la marca Vettel, recortando a los Red Bull, mientras que el más conservador n cronos es Ricciardo.
Y ante esto, el que se espabila es Verstappen, que aprieta imponiendo un ritmo enorme ante el acoso del Ferrari, hasta tal punto que caza a su líder, de manera que la 25, los tres de cabeza giran pegados en menos de un segundo.
Al llegar a la 29 entra Ricciardo y calza Blandas. Al instante lo imita Vettel. Da la sensación de que el sacrificado ha sido Max, quien presumiblemente perderá posición con el tetracampeón al retrasar su pit stop, por lo que podría ser que incluso hayan optado por arriesgar con una estrategia diferente a una parada menos. Igual conclusión sacamos sobre Raikkonen, que está copiando a Verstappen. Así pues, van paralelos en táctica 1º y 3º por un lado, y 2º y 4º por otro.
Cuando entra Max, montando Medias, efectivamente pierde posición con Vettel. Una vuelta después lo imita Kimi como presumíamos. Hemos superado el ecuador y sigue mandando Ricciardo, con Sebastian pegado. Ahora Verstappen es tercero a 11 segundos y Raikkonen cuarto a 3 del holandés.
Pero al poco vemos algo extraño, cuando parece que los de Maranello rectifican la estrategia de Vettel, y lo hacen entrar de nuevo, muy pronto, en la 37, para montarle Medias. Cae a la 4ª, seis segundos por detrás de su compañero finés. Tras ellos, en tierra de nadie, quinto sigue Bottas, con Sainz 6º.
En la 44 entra Ricciardo. Se reincorpora 4º, a 7 segundos de Vettel… y la disyuntiva es ahora para el teutón. Si Seb no para más, puede que pase a los dos de adelante, pero llegará al final con las gomas en muchísimo peor estado que Ricciardo, con el australiano en su cogote. Y si decide parar otra vez, se arriesga a que Verstappen y Kimi aguanten hasta el final, aparte de que será rebasado por Daniel, con la única ventaja a su favor de unas gomas frescas. Todo es posible rodando los cuatro en tan efímeras diferencias. Vettel opta por no parar (lo más lógico), y por eso nos extraña entonces la decisión de Ferrari de meterle antes tan pronto.
Pero las Pirelli Medias aguantaron, y de qué modo. Mientras vemos lamentablemente a Alonso decir adiós a Montmeló a falta de 20 giros cuando se ve obligado a aparcar el McLaren en un lateral, con el monoplaza literalmente muerto, el hombre que ahora marca el ritmo de cabeza es Raikkonen.
El último campeón ferrarista aprieta y reduce la distancia con el líder hasta acercarse a zona de activación del DRS. Quedan 15 vueltas y si estos ya no entran, o sus Pirelli desfallecen brutalmente, o la carrera se la pueden jugar los dos.
Kimi comienza a atacar, no tanto con embates cuerpo a cuerpo como sometiendo al novel piloto a una enorme presión de ritmo y acoso. Pero Max aguanta como un titán. El Gran Premio de este chico está siendo sublime, especialmente siendo esta su primera experiencia con ese Red Bull.
El Ferrari rueda a escaso medio segundo, y la lógica predice que tarde o temprano ha de terminar adelantando tras cocinarlo a fuego lento. Pero Verstappen sigue sin ceder. Mientras, por detrás la situación es a la inversa, con ahora Ricciardo cazando a Vettel, hostigando y atacándolo en serio.
Cuando restan 10, Raikkonen es una sombra literal de Max, como Daniel lo es de Sebastian. La batalla es trepidante, sobre todo en los cronos, a la centésima ambas parejas… Faltan 8, todo sigue igual, pero para mayor emoción, el segundo dúo, en su empuje (y con ruedas más nuevas) se está acercando a la pareja de cabeza.
Faltan 4… faltan 2… Es increíble pero Verstappen está conteniendo como un maestro veterano la presión de un hombre que le dobla la edad (18 por 36), que ha sido Campeón del Mundo, que sabe ser frio, paciente y calculador, y que entre otras cosas lleva un Ferrari. Y aún así, el de Red Bull, no sólo lo contiene, sino que ahora, puede que sabedor ya de que sus gomas van a aguantar, se permite el lujo de apretar un poco más, cogiendo unos metrillos incluso a Kimi para ponérselo más complicado si cabe.
Por detrás, Vettel tiene fortuna cuando unos doblados le hacen un favor, interponiéndose lo justo para que coja aire cuando Ricciardo lo tenía ya en la sartén. Le fue de un pelo al germano, pero esos metros le dieron la vida para lo nada que ya quedaba. Igualmente, en la dupla delantera, Kimi ya no podía hacer más, y se tenía que conformar durante los últimos metros, con observar con asombro como Verstappen cruzaba la línea de meta con la tribuna puesta en pie… la vuelta de honor fue un auténtico tributo de los miles de almas que poblaban Montmeló rindiéndose a este nuevo genio del automovilismo.
Dos conclusiones más. Primera, si Hamilton tenía complicado el Mundial ayer, ya no digamos hoy. Presiento que sólo una bestial concatenación de desgracias anómalas de Nico, o un resto de temporada solo digno de los dioses pueden darle el campeonato al inglés. Segunda (y medio en broma): lo bonitas, divertidas y emocionantes que son las carreras sin Mercedes.
Y estos fueron los resultados finales de este apasionante Gran Premio de España de 2016:
