Con el actual recorte de gastos y limitación de tests, el reglamento del 2010 permite a los equipos realizar 6 días de tests en línea recta, aunque los directores de los equipos han acordado reducirlos a cuatro (con permiso especial para que el nuevo equipo americano USF1 pueda realizar las seis jornadas). Pero… ¿para qué sirve un test en una línea recta?

Una pasada a la recta, los mecánicos dan la vuelta al coche, y disparado otra vez en sentido contrario. Así una y otra vez…

Uno de los principales objetivos de estos tests es comprobar que los datos proporcionados por el túnel de viento o la dinámica computacional de fluídos (sobre la cual escribiremos un artículo en breve) son correctos, para validar las lecturas. El coche cuenta con alrededor de 200 sensores que miden cómo fluye el aire por el monoplaza, el nivel de apoyo aerodinámico o downforce, la distancia respecto al suelo, las deformaciones de los neumáticos a alta velocidad… mientras el F1 rueda a velocidad constante (normalmente entre 200 y 240km/h). Las pasadas se realizan en las dos direcciones, para hacer una media y evitar errores por el viento que pudiera soplar.

Así, además de probar diferentes componentes, como nuevos alerones, difusores, conductos de ventilación…los equipos se aseguran de que las lecturas del túnel de viento están en correlación con los datos que el coche produce en pista, para trabajar en la dirección correcta.

Foto: Grandprix

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